jueves, 19 de agosto de 2010

A los que llegáis

Hoy, como ya hace más de un mes, en que decidí abrir este puerto, me he dado un paseo por mis costas al atardecer, quizá porque es la hora más propicia para recibir el calor que emana de la presencia humana que percibo allá en mi playa. Esa que emocionó tanto al bueno de Robinson Crusoe y que yo necesito tanto como él.


Observo el mapamundi, donde globitos diseminados o agrupados con profusión, señalan los lugares desde donde llegan mis internautas...Esas  banderitas disparan mi imaginación y me emocionan... Ahí han dejado su huella balsas de solitarios, veleros veloces, cargados barcos de altura... Canadá, Francia, Haití, Chile inconmoviblemente fieles, una España que desborda en presencia...me saludan

 Las banderas se amontonan en Europa y América, aunque también una barquita me llegó, solitaria, de Australia... y ¿quién será ese visitante mío, montevideano, que dispara todos mis recuerdos de la ciudad de mi adolescencia? y quién, que me lee desde Sonora..

 Ayer, apareció, la India y estuve un buen rato imaginando una cocina de Nueva Delhi y a una mujer morena y delgada que leía...( como hubiera aliviado a mi madre, amante apasionada de la India, con esta historia si ahora fuese el agosto que fue...)

En fin, no puedo poneros nombre como hizo Robinson con Viernes  pero... os siento cerca y el constatar vuestra desconocida huella cada noche  se ha convertido en un ritual para mí.

4 comentarios:

  1. Da gusto naufragar y despertar sobre una arena inédita donde sentarse a contemplar el ir y venir de las olas y la línea del horizonte. Perderse por aquí, cerrar los ojos, abrirlos y leerte.

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  2. ¡Qué encantadora eres, Fanny y...¡qué complice !!

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  3. Muchas noches, porque esa es mi hora... me embarco a oscuras y a hurtadillas como un polizón en Andrabaltza... me escondo detrás de algún poema o de algún relato y husmeo confiada por aquí y por allá, porque sé que si me descubres no correré peligro alguno... Nunca sé el destino de esta barcaza cargada a tope, eso me tiene en vilo y ¡es lo que más me gusta! Soy una irremediable aventurera, pero hasta ahora nunca has encallado y me has traído de vuelta de día y a puerto seguro...

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  4. Queridísima Begoña: en esta tarde de búsquedas y encuentros me he acordado de ti. Después de muchos meses he decidido tomarme (¡por fin!) un rato para hacer algo que me haga feliz y ... me he acordado de ti. "Se llama Andrabaltza ..."; "¿Ya sabes la noticia? Vargas Llosa ha ganado el Nobel ...": imágenes y recuerdos cálidos que dibujan una sonrisa en mi rostro. ¡Qué alegría poder compartir contigo espacios e ilusiones en los pequeños mares del día a día! Gracias por tu sinceridad, tu humanidad, tu inmenso amor por la literatura y tus palabras siempre acogedoras. Begoña R.

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