La muerte nos devuelve
lo que no fue:
el instante hecho herida de ballesta.
el instante hecho herida de ballesta.
Llega así el momento en que...
aquellos ojos son tan bellos,
dicen tanto...
dicen tanto...
De tan sutil manera
se mantienen perfectamente fieles
a su mejor momento
a su mejor momento
que la herida se encona para siempre
y el amor nos estalla llevándose
todo lo que no memoria... en llama.
Morir es un acto de venganza.
"La llaga de amor es como la que produce la ballesta, improvisa, estrecha de boca, profunda, penetrante, no fácil de curar ni de ver y muy mala de sanar. A quien la mira de fuera la parece poco, más según lo intrínseco es peligrosísima y las más de las veces se convierte en una fístula incurable"
León Hebreo