martes, 1 de febrero de 2011

Hubo una época en la que yo creía...


Tiempo de castañas...


Hubo una época en la que yo creía

que nadie se podía morir

porque era viernes;

ibas al cine y yo contaba cuentos.

El sábado tampoco era adecuado

tenías que arreglar la ropa del domingo...

y el domingo, recibíamos un duro.

¿El jueves?... ¡imposible!

había cine.

Tú te moriste un miércoles

día sin sortilegio

pero... ¡da igual!

hace rato que sé que todos los días

son apropiados para morir y

todas las circunstancias, aptas.



Sin embargo...

a veces...

vuelvo a creer que es imposible

que era el tiempo de la castaña

la hora de empezar a pensar en la cena

el mismo instante de terminar la página del libro y...

¡me quedo perpleja!

 



3 comentarios:

  1. Recordé la famosa frase: "En tiempos de Maricastaña" que siempre escuché en mi familia y que heredé por "tradición oral". No viví en los tiempos en que las castañas, salvaron muchas vidas… Yo viví como tú, un tiempo en que íbamos "a buscu" “a buscarlas”, para luego asarlas y saborearlas junto a una buena sidra o un vaso de leche, al calor de la "mágica cocina a carbón de la abuela" realmente, ¡Era mágica! Se cocinaba, se secaba la ropa húmeda, nos calentaba y, nos reuníamos en torno a ella toda la familia… Esas castañas, no eran para “quitar el hambre”, pero... ¡cómo saciaban! Hoy ya no existen esas "cocinas mágicas" Ya no se siente su calor en las casas… Las familias, ya no se reúnen en torno a ella a comer. Muchas veces en casa de mis padres y después de muchos años, se compraban castañas y se "revivía" esa hermosa tradición, y... se volvía a producir algo mágico... ¡Ya quedan tan pocas familias! Él se fue un lunes, día laboral... Creo que te entiendo, Begoña...Hoy, las castañas ni siquiera se usan para calentar los bolsillos, como lo hacía mi padre cuando tenía frío…

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  2. Qué bueno, Begoña. ¿Sabes? Creo que te ha salido un poema muy a lo Gloria Fuertes... Nos vemos mañana. Besos.

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  3. Querida Tita menuda manera de sacarle el jugo a un verso.... bueno, en este caso, al "tiempo de las castañas", un tiempo mítico en el que siempre es presente y siempre está lejos y al que siempre queremos volver.
    Mi padre recogía sempre para nosotras las primeras castañas de Indias o "pilongas".Nos daba una a cada una muy formalmente para que la lleváramos en el bolsillo hasta el año siguiente ...¡para evitar la artritis! decía.
    Y, no creas, aquí se siguen asando y seguimos metiendo algunas en los bolsillos los días de mucho frío por lo menos, yo sigo haciéndolo...

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