viernes, 3 de junio de 2011

"Collar de hurones " (Vivienne Eliot)

Para Cástor

 
 
La poesía es una excelente forma de reflexión sin argumentos. Aclara lo que previo a su decir era un magma de emociones que las palabras doman. Me pasó con Vivienne Eliot, la esposa de T.S Eliot, mujer difícil a quien Virginia Wolf llamó “collar de hurones” enlazado al cuello del poeta (recordemos que los hurones son animales tremendamente agresivos).

Leí su biografía en editorial Circe, por Carole Seymur-Jones y, como muchas veces me suele acontecer, terminé compadeciéndola a ella y despreciando  a su marido.   Es verdad que sigo leyendo con cierto temblor su “Tierra baldía” pero el hombre me repugna por su frialdad ¡malditos poetas ególatras que solo se estremecen en sus versos!... Vivienne se me quedó como una herida al costado. Me dieron ganas de remecerla y obligarla a que caminara derecha sin Eliot. Iba leyendo las primeras páginas y ya sabía de alguna manera como terminaría aquello. Su final a los 58 años en un manicomio al que su marido y su hermano la condenaron, me hizo pensar en otro destino femenino tristemente conocido: el de Camille Claudel. He pensado muchas veces en por qué nos equivocamos o acertamos al amar... en cómo se labra un “collar de hurones” o “una guirnalda de pájaros”.



¿En qué horno se cuece nuestro infierno?
Ese dolor a la medida de cada cual ¿dónde termina de lograr su punto?
Y  nuestra gloria...
¿dónde?

Me pregunto
¿pagamos el pecado de las madres
y somos
el hartazgo de un grito permanente
o podemos
cuajar en premio prometido?

Vivienne brizna trizada
Vivienne collar de hurones Vivienne la desamada .

Me asomo a su mirada y  me avergüenzo.
De pronto se me emborronan las palabras
crecen las calaveras sobre campos de lilas
Me desbordan los brazos ramilletes que desbordan de dulzor para ella quedan... ¡solo huesos!

He leído hasta el alba.
Me dormí con las lilas
y al despertar promediaban las luces del verano...
No me dolía nada.
Jaspeaba en el espejo la sobria
construcción de mi recinto.
No me dolía nada.
Primero fue el placer de los pies
sobre la alfombra, 
luego fue la naranja…
No me dolía nada...
Yo estaba del lado de la línea recta
de la palabra justa, del respeto.
No era estridente
(Mi  torpeza apenas me rubricaba la aureola)

Fue entonces que entendí.

¡Mírame esposo!
para que riele esta noche de agosto
tan lejana y hermosa como acostumbro.
¡Tócame esposo!
para que pueda acodarme en el alfeizar
toda abandono y cadera quebrada
¡Bésame esposo!
para que vaya impoluta a los infiernos
con la suerte hecha el óbolo bendito
que reserva la vida a las felices.

Esposo de áureos dedos
¡descórreme la aurora!
Inaugura la luz, alto de lanza
fuerte de escudo

¡Dime!
Si tú conmigo
¿quién osaría sorprenderme?
Tus caballos avanzan aguerridos
hacia un nadir desleído de miel
por mor de tu mirada en mi costado.

Amado ¿te quedarás conmigo
hasta el final del día?
¿Aquietarás mi miedo
con tu flauta de fiesta?

Amigo, escúchame un momento
¡acaricia las zorras desatadas!
..............................................

...ruedan sobre el regazo tus granadas
y su jugo corroe mis desdichas
Aquí, debajo del manzano
soy amada
de cadera a razón, acariciada...
Soplas sobre mi empeine
acaricias sin daño mi cintura
de par en par me miras
en noviembre, en almendros
en la distancia mínima ¡tan dulce!
Tardes de las conversaciones
en que fluyen saltando
pequeños pensamientos sin corteza...
¡Ay esos tiempos
de los puentes, de la lluvia finita
de las manos  inevitablemente juntas.
……………………………………………..

Vivienne... tú
patadita nerviosa
maldito ángulo
Tus manos  reordenan
hacen ”como si”
se detienen furiosas
¡Ay, qué efectos tan duramente conseguidos!
Ha emergido la luz y ha decaído:
ha constado la perfecta disposición de los cuchillos
Toda la tarde sonó la persistente melodía.
La luna apareció a su debido tiempo:
El chal de cachemira se congeló en sus pliegues
y toda la desdicha fue haciéndose palpable.
y se masticó ardua como un corazón viejo...
Se apagaron las velas ya lejos el ocaso.
el vaso se limpió y se guardó...
chirrió por fin la aguja en un agudo
se cerraron tensamente las cortinas...
El no vino y
las manos empinaron el gollete…

………………………………………………………..

Cierta ceguera necesita de muchos sí
para nutrirse
siempre está en tris de perder su sutil veladura.
Cataratas del alma, Edipo en trance
de trasplante de ojos...
Metáfora posible
para esa prodigiosa circunstancia
de no ver lo que daña.
Es patética esa decisión de andar a tientas
sorteando la luz
Esa necesidad de no tocar el hueso con los dientes
mientras nos luce la sonrisa mellada.
Hay quien camina así...
y desllama a las cosas por su nombre
que no acuden 
pero parece que llegaran
a dibujar las innobles cautelas
de quien pisa en lo falso y cree puente...
....................................................................
Son agujeros negros, atraen
la compasión mediocre, el malestar menudo...
Esa rabia tan triste
que produce lo pobre sin grandeza.

¿Sabes?
Me estoy haciendo trizas
en persona interpuesta.
He llorado por un destino en letras
que me hundía el puñal
desde una página.
Aprendí la lección
Muy de mañana:
ordené mis poemas
medí mi dolor con tinta negra
y doble espacio.
Le puse fecha
firmé un poquito a la derecha
y decidí ser una vez y otra vez
tu guirnalda de pájaros...
si quieres

6 comentarios:

  1. Hola Begoña

    Es precioso. Me ha encantado. Esa sensibilidad tan especial que tienes, hace que captes lo que permanece escondido y le devuelvas la luz que tiene.

    Besotes.

    ResponderEliminar
  2. Hola Begoña:
    Me ha encantado el poema. yo comparto contigo la simpatía hacia la figura de Vivienne Elliot. Me quedé enganchada con la historia en una película "Tom and Viv", seguí buscando hasta leer la biografía. Me duele lo que sufrió y rechazo la frialdad de él. Falta de sentimientos. Qué contradictorio. Ella era buena e inteligente.

    ResponderEliminar
  3. Llego a este poema, con la ventaja del viento de esta semana a mi favor.
    Aún así, le has ganado la carrera, a la historia de las estaciones de los cánticos nupcio-espirituales.
    Y en un tránsito de primavera a verano, has condensado un “clásico”, el tercero que faltaba para adaptarlos a la actualidad.
    Puede que en un futuro mes de Junio, no importa los años que hayan pasado, llegue el cuarto poema, en que hombres y mujeres hayan adquirido la auténtica capacidad de amar…

    Por cierto: Sigue dándome mucho coraje, la historia de esas grandes mujeres que fueron destrozadas por los hombres a los que amaron Solo se me ocurre bendecirlas porque amaron a seres incapaces de amar, dejando para algunas mujeres un mensaje duro y amargo, pero también una luminosa senda de dignidad y liberación.

    ResponderEliminar
  4. Me he preguntado tantas veces cómo alguien puede escribir cosas tan bellas y a su vez cometer actos despiadados en la vida y con los suyos. T. S. Elliot, por ejemplo.
    Mi madre me comenta de alquien que escribía las más bellas cartas de amor jamás leídas y sin embargo la destinataria de dichas cartaas fue cruelmente abandonada. Reflexión, todo es mentira.

    ResponderEliminar
  5. Tu comentario, Beatriz, me ha hecho pensar en la relación entre literatura y vida... creo que lo que se escribe es verdad pero de acuerdo a una ley distinta de la de la vida...
    Un poema de amor es verdad ahí ...siempre estamos queriendo en esas palabras pero dicho esto,es seguro que la vida ha seguido con su ambigüedad, sus contradicciones, su punto trágico y...aquello que sigue latiendo tan bello en una página, podemos ya no sentirlo...las emociones y sentimientos son de lo más cambiante que existe.
    Hay un verso de Neruda que tiene que ver con lo que te quiero decir "Amo el amor de los marineros que besan y se van/ amor que puede ser eterno y puede ser fugaz..."
    A veces, casi nunca, estamos a la altura de nuestras palabras...las traicionamos una y otra vez pero...¡no son mentira!

    Vivienne fue una mujer muy difícil y conflictiva y debe haber sido muy costoso vivir con ella. Pero dicho esto, la prefiero a Eliot. Es un caso trágico.
    En todo caso, Beatriz ¡no te desilusiones ni de la literatura ni del amor,aunque eso sí, abre bien los ojos para no equivocarte al elegir o por lo menos, para rectificar a tiempo.

    Un saludo cariñoso. Tienes nobre de amada si no pregúntaselo a Dante Aligheri

    ResponderEliminar
  6. Releo Begoña tu poema "Collar de hurones" y me encuentro con una contestación tuya a mi mensaje que no leí este pasado mes de junio. Una graa sorpresa.Gracias. Pensaré así acerca de la poesía. T.S. Elliot fue un excelso poeta, un Nobel, casi nada y sí, Vivienne era difícil. No debemos medir a los profesionales por sus vidas privadas. El inventó una técnica en poesía y a su vez recluyó a su mujer en un sanatorio y no volvió a verla jamás. También Rousseau fue quien fue y abandonó a sus cinco hijos en hospicio. Es que Begoña es tan fácil predicar... y tan difícil dar trigo....

    ResponderEliminar