sábado, 26 de noviembre de 2011

Fábula del cordero



No recuerdo exactamente cuando escribí este poema. Lo encontré perdido entre mis papeles  pero, aunque haya olvidado la circunstancia, tengo por seguro de que se trata de "un ajuste de cuentas", otro de los deliciosos placeres que proporciona la poesía: un poco de maldad. Sé que el título es feo, absolutamente antilírico. Tiene que ser así...una pena para quienes creen que el reino de la poesía es la de "lo bello".



Siempre balando.
siempre deambulando en medio de lobos y
hielos invernales...
¡Pobres corderitos pascuales!
(cuidado...¡cuidado! )
una siempre se endeuda
con sus miradas húmedas
con su vellón como motitas de nubes
 con sus débiles, temblorosas patitas
que terrenos pedregosos y lobos babeantes
a punto siempre están... de lacerar


  El balido ancestral nos emblandece.
 Lo tomamos en brazos
(mal que mal es el nuestro; el que nos toca)

Habrá un tiempo magnífico
(nos decimos)
detrás de las colinas...
verdes y fértiles praderas
 abrevaderos múltiples
descansos prometidos en pechos
acompasados y solemnes...
para pastor y cordero
(sino el cuento se vuelve un absurdo paladino)

Convencidos  de que un  día
algún retorcimiento de la historia
los dejó huérfanos en medio de nosotros
creemos  descubrir  nuestro destino
en en el magnífico ademán de hacernos cargo.

Sí, cargamos con unción el corderito
a nuestra espalda
¡era tan bello el salmo!
y las imágenes
tan tiernas ellas... todo vellón, ojizarcos, guedejas de luz
resoles a lo lejos...
(Nos veíamos avanzar y llorábamos de gozo) 


Pero el prado nunca era El Prado
ni nuestra espalda suficiente.
El cordero se anquilosaba arriba, engordaba
alimentado exclusivamente de rosas azules y  maná de nardos
que nos dejaban a nosotros terriblemente hambrientos
(un pastor necesita carne de vez en cuando)

 Y...nos fuimos cansando
y le fuimos tomando fastidio a ese cordero gordo
y elocuente que balaba y... balaba 

 Así, hubo un día como todos los días en que
 sin llegar a ninguna pradera verde
(hacía tiempo habíamos perdido la esperanza)
 que lo dejamos  en tierra bruscamente
y...echamos a correr
como alma que se lleva el diablo
tirando a lo lejos el cayado
el zurrón y toda la demás parafernalia
( y todo hay que decirlo:
estuvimos a punto de... sacarle provecho  
hubiera sido una delicia de sabores dulcemente encumbrados)


No lo hicimos pero...
desde aquel día siempre tenemos miedo de
que el balido de nuestro cordero gordo
otra vez.... nos alcance

Una de las maravillas de este medio es el poder trabajar mis textos sobre la marcha y permitir de alguna manera que Uds. asistan al proceso. Quienes han leído la primera versión de este poema habrán observado qué poco tiene que ver con ésta, pero es que ...la noche ordeno el puzzle y entendí mejor "la razón del pastor y su cordero". Como le hubiése gustado a Marina Tsviétaieva ser dueña de un ordenador. Un siglo después de ti querida, en tu nombre...


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