sábado, 16 de junio de 2012

Notificación de olvido


 

Encrucijada


Te notifico: 
que me he vestido de luto y he destruido
 todos los recuerdos que te conciernen
 incluidos los más bellos (plátano, rosal y princesas) 
con absoluta precisión.
 Que he renunciado a partir de hoy
 a proteger tus vulnerables gorriones:
 he abierto arañándome las manos todas las jaulas.
 Que he borrado tu nombre de mi registro secreto y
 te devuelvo perfectamente dobladas y almidonadas todas tus palabras,
 todos tus gestos... incluido tu perfume. 

Ya sabes en medio de los cuatro vientos
 que llevan al país de quien sabe dónde... 
 ¡ha sido pronunciado tu nombre! 


 de "La seña del cantero"

4 comentarios:

  1. En unos momentos en que me planteo involucrarme físicamente para contribuir a evitar la enfermedad del olvido, esta "marca del cantero" se ha convertido en respuesta a mis dudas:miedos.
    Porque yo no quiero que,involuntariament,nadie borre nombres de sus registros !gracias,Begoña¡

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  2. Sin memoria no existimos. Sin olvido nos destruiríamos. Sobrevivimos equilibrando recuerdos y olvidos. El pasado no se puede modificar. El futuro se crea día a día. Vivir del pasado o del futuro es desaprovechar el presente. Creía en estas certezas hasta que he leído tu poema. Ahora sé que todo es posible. ¿Mis anhelos se harán realidad algún día? Gracias Begoña. José Ramón.

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  3. ¡Excelente ceremonia! Necesaria en ocasiones, hay veces que en la mochila algunos recuerdos se convierten en piedras pesadas y molestas. Pero tampoco confíes en exceso en los vientos, en ocasiones se revuelven traidores, y su rosa también tiene espinas.
    Un Abrazo.
    Me encantó el poema.

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  4. Preciosa manera de decir, Begoña.
    Tu expresión siempre es delicada y con un primor inusual, casi extinguido hoy.
    Coincido, como se ha dicho, en que el olido es tan "bueno" como "malo".
    A veces es conveniente y a veces produce mucho dolor en la persona que lo padece.
    Es bueno saber distinguir los diferentes momentos y saber también cuándo es productivo y cuándo no. Lo que se viene a llamar una buena dosis de pragmatísmo.

    Un beso, Begoña. Me ha encantado.

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