jueves, 15 de agosto de 2013

Opción.



El beso- G. Kimt


Qué delicia mi ojo posado en hilo puro
y Klimt, cuando acrecienta su beso en esta hora
El trémolo del sol palpita en la madera,
mi gata se endurece en terciopelo oscuro.

Safo gime su pena de promontorio y roble
 y en mi libro se yergue y su grito redobla:
el mundo es tan hermoso, que al mirarlo me tiembla
el nervio especialista en respuesta a lo noble.

¡Estoy sola! bañada de belleza y de libro
lista para olvidarme de lo que llaman vida
y pudiera ponerle a mi delicia, precio.

Se abren las pupilas llamando a mi sentido
pues la gloria del mundo busca en mí su derecho.
Es inútil, abrazo a lo que duele y...¡cierro!


Hay veces en que el sentimiento de plenitud nos arrolla como una ola  poderosa...o está a punto. Somos capaces de observar la crecida y la inminencia del deliciosos impacto que la vida nos brinda generosa  pero, seres lúcidos al fin y al cabo, nos creemos sin derecho al goce, rodeados como estamos por "el dolor del mundo" que nos cerca . Nos acorazamos entonces, dejando lo que pudo ser extraña maravilla, en mísero espejismo. 
Siempre me pregunto qué se gana y qué gana el mundo con la renuncia. 

5 comentarios:

  1. No estoy sola,Begoña,y bien sabes que en días como hoy abrazo a quienes mucho saben de dolor pero¡no duelen !.Rodeada como estoy por "el dolor del mundo",mucho más y mejor conmovida por impactos que,generosa nos brinda la vida y que otros,sabedores de su cercano final,agotan con una pasión que a nada renuncia.

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  2. Nada, Dama, no se gana nada con la renuncia, pero esto se aprende al final, cuando ya hemos dejado pasar miles de olas. No nos creemos sin derecho al goce: nos convencen de que no lo merecemos, o de que lo posterguemos para después de que la gran ola nos haya barrido y llevado a una orilla donde ya no exista la opción del goce o del lamento, donde ya no exista la opción, donde ya no exista. Donde ya no haya libertad ni siquiera para rechazar o aceptar el goce. Donde ya no haya libertad, ese algo tan peligroso.
    Te aseguro que, según se acerca el final, las olas vienen enormes, poderosas, una tras otra, y es gozoso recibirlas con los brazos abiertos, reconociéndolas una a una. Un beso, y gracias por la belleza de tu "Opción".

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  3. Quizás hoy peque de idealista, o más bien de ingenuo. Nada gana el mundo con una renuncia, nada gana el individuo con ella, pero, y sólo pero, si fuéramos capaces de aunar renuncias quizás convirtiéramos el espejismo en oasis. No concibo la plenitud si abro los ojos y sigo viendo seres derrotados en el borde camino. Únicamente con la venda que, a veces, me impongo consigo imaginarme una falsa realidad en la que sobrevivir.
    Un placer leerte.
    Besos.

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  4. Existimos al pensar, al abrir los ojos, al sentir el deseo, mientras dura el beso y también cuando renunciamos a él, después todo se transforma en humo y recuerdo. ¿Quién es dueño del futuro o de cambiar el pasado? Solo el presente nos pertenece ¿Porqué renunciar a él?
    ¿Quién vio a Safo en el promontorio? Son habladurías ¿Qué poeta sincera ha sido egoísta? Perder la esperanza lo es.
    Tu poesía, Begoña, enseña, convence, hace sentir y pensar. Gracias. José Ramón.

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  5. Mis queridos amigos:
    Es un placer leer sus respuestas a mi pregunta. tengo por seguro que nunca debiéramos renunciar a estos regalos gratuitos que la vida nos brinda y que brotan de la mismísima entraña de lo que somos.
    Pero el otro, aquel que amamos, nunca abstracto, siempre con nombre y apellido late a nuestro costado y yace herido. Es por eso que cuando a veces "venimos de vuelta" nos atenaza la mala conciencia. Sin embargo, creo que estos momentos de GRACIA nos son otorgados a todos de una u otra manera. Lo veo en sus reflexiones.

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