Mi querido amigo:
La noche del día 9 de diciembre me despertó de madrugada el ansia incontenible de comerme una manzana verde, desde siempre el talismán de mi angustia. Avancé a trompicones por el pasillo y de pie en la cocina, frente al ronroneo de mis gatos despertados a deshora, me la comí a mordiscos chorreantes con una urgencia de ahogado frente al oxígeno. Algo se avecinaba y supe qué cuando por la mañana temprano me llegó la noticia de que habías dejado por fin las telas de la cama.
Acepté entonces la tarea que a lo largo de estos años de amistad de 140 caracteres