miércoles, 13 de enero de 2016

HERO

 



Dante Gabriel Rosseti


¡No perdamos al héroe!

Educar para ser sin coartadas
sin entenderlo todo
sin refugiarse en el laxo fracaso
y asumirlo sin lucha y sin tragedia...

Necesitamos levantarnos
con Héctor hacia su última batalla
con Antígona fuera de la ciudad
masticando su miedo...
Necesitamos a Walter Benjamín 
apurando el cianuro
(pero solo en el último momento)

y  a Unamuno muriéndose en zapatillas
pero habiendo pronunciado "las palabras"
en medio de carraspeos y temblores.

Hay que dejar que el héroe planee 
vestido de miseria como siempre
pero... sin atrevernos a tapar
la fúlgida fisura de su harapo.


4 comentarios:

  1. Y tú, enfrentando qué miedo te descubriste valiente? (extraído de tu fcbk)

    Enfrentar miedos para defender lo importante, no apocarse frente a los poderes que nos quieren mediocres y pasotas, desobedecer, subvertir cuando es necesario.. En estos días en que democracia y justicia se confunden con ley y orden establecido, qué rostros toman las personas heroicas? No estoy segura que hubiera acuerdo.

    Es hermoso el poema, y lo comparto. Pero preferiría que la heroicidad no luciera en harapos... No siempre es santo de mi devoción, pero me sale Sabina: "que ser valiente no salga tan caro, que ser cobarde no valga la pena"

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  2. Es que...entre "harapos" siempre luce la heroicidad. Ante miedos pequeños, incongruencias, fracasos...
    La cara de héroes y heroínas se me ha hecho visible en la literatura y nunca coincidió con la de Amadís de Gaula sino más bien con la del desvencijado Don Quijote.
    Estoy pensando en este momentos en en esos hombres y mujeres que, pese a cualquier miedo, se atreven: a los que han denunciado la corrupción y han tenido que soportar represalias y marginación y ahora casi se arrepienten, a Angel Hernández ayudando a morir a su mujer y juzgado por un tribunal de violencia de género...
    Lo que me queda claro es que lo heroico siempre reluce sin trompetas, ni galardones y siempre pasa la cuenta.También, tengo claro que sin ellos, que sin ellas, no merecería la pena entre otras cosas, enseñar literatura ni acaso soñar con la excelencia.
    Gracias por tu comentario sabroso e inteligente como siempre.

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