¡Ojalá que te explote un panal en los labios!
que te acosen y cerquen saltamontes dorados
que un lirio sordo te acompañe
y te laven las manos de Paul Newman
deteniéndose largamente en lo tuyo más bello.
Que salgas de tu casa y un monte enamorado
te bese sin que logres desasirte
y te arrebate en abeja calidoscópica
que tiembla de saberse néctar...
¡Que goces ampliamente, amiga mía
para que luego perfecta, recia... Tú
me abras el camino a tu mirada!
La fotografía vale más que mil palabras pero tú las has encontrado sobradamente en tu conjuro y, si alguna faltara, el lector conmocionado la pensará al leerte. Gracias Begoña.
ResponderEliminarJosé Ramón.