El dedo no,
las manos hasta el codo.
¿La lengua apenas? ¡Jamás!
atragantada quiero hartarme de ti...
Un abrazo quisiera yo hasta el hueso:
una herida gemela de tu herida.
Solo así
cuando no vuelvan los pájaros
y la noche se olvide
ensimismada...
¡Creeré de verdad
que estuve viva!
( de "La seña del cantero" )
( de "La seña del cantero" )