Y... llego con el mundo pisando mis talones
ensordecida, seca, casi descoyuntada
me arrastro de través cual naúfraga
con los ojos cerrados.
Poco a poco
un refilón de hortensia
parpadea azuloso en mi ojo derecho
parpadea azuloso en mi ojo derecho
el vuelo de mi vieja dourinha
se confunde en el blanco raído del embozo
El violín quejumbroso de mis judíos pobres
inaudible acompaña
Me lo bebo en la lluvia
a ese vuelo perfecto y solo mío
que me alza costoso, que me alza
a ese vuelo perfecto y solo mío
que me alza costoso, que me alza
Que no interrumpa nadie ni nada todavía
ni siquiera un atisbo
ni un recuerdo por más rosa que sea
nada que no un reverbero apenas
es bienvenido
El vuelo recomienza despacio
yo lo ayudo
con mi voz que musita callada en los adentros
la dulzura del verso que fragua
cauteloso...
Aunque no existieran flores, ni melodías, solamente noche oscura, ni cielo para volar y huir de los negros presagios, tú Begoña nos dices cómo sobrevivir tejiendo dulces versos con tenues susurros de tus adentros, porque tú eres poesía.
ResponderEliminarJosé Ramón
Gracias José Ramón.Rfectivamente, mientras encuentre esos susurros y pueda atraparlos, valdrá la pena vivir.
ResponderEliminarFeliz año nuevo para mi comentador imbatible!!