Para cada uno de nosotros existen sin duda, libros emblemáticos. Uno de ellos es para mí el famosísimo "Un cuarto propio" de Virginia Woolf, escrito en 1929 y redescubierto allá por los años 70. Lo leí como se lee todo lo que nos apasiona, sin detenerme, juntando sombra con alba. Creo que la razón fundamental fue que era una muchacha apasionada que escribía y que en su libro, Virginia, señalaba las condiciones que hacían esa actividad posible para una mujer.
Entendí el cuarto propio como metáfora de ese tiempo sin intromisiones, fundamental para quién necesita como el agua, tan a menudo, ensimismarse.
Cómo siempre he tomado tremendamente en serio la literatura, este libro se convirtió para mí en una especie de guía que he releído