Txo, txoritxo, gossito, cavalettito....Enzo:
Cada día tus nombres
deliciosos me vienen a la boca a veces uno, a veces, otro y suele ocurrir también que en tumulto, me llenen de ambrosía.... los paladeo largo y
marcho después a mis quehaceres con la lengua fragante y el
corazón saltarín.
Cuando era pequeña, mi madre me contó la historia de un niño con abrigo azul y rizos dorados que había caído una noche en el desierto desde algún desconocido planeta. Me hizo amar aquella historia escrita únicamente para quienes conservaran un
corazón de niño.
Cuando el tiempo pasó y me hice grande, tuve también mi pequeño planeta. No tenía unas vistas tan hermosas como las que tenía aquel niño ( cualquiera consigue una nueva puesta
de sol con sólo mover su
sillita) pero desde luego, los baobabs y los volcanes no me faltaron. Eran también amenazantes y que no invadieran mi mundo, me exigía cuidado y disciplina diaria...
Encontré a mi rosa hermosa,
vanidosa, tan peligrosa ella con su espinita bien afilada frente al mundo. Me
salió al encuentro el
zorro y lo domestiqué y aún somos amigos que adoran los rituales y
las escaramuzas... Aproveche también el vuelo otoñal de las
golondrinas y me escapé algunas veces con ellas a visitar otros planetas... Pero volví siempre a casa con nuevas historias
para hacerme perdonar la ausencia...
Y pasaron los años y aunque a veces
miraba al cielo en noches claras nunca pensé que...
Fue hace unos días cuando vi tu
manita afanosa dando de comer a Bicha que empecé como a sorprenderme y fui rápidamente a mi libro a repasar las señales... En otro
momento vi relucir tus rizos desordenados de una cierta manera en una imagen que me mandó tu madre y... de pronto, al verte vestido con tu guardapolvo azul, caí finalmente en la cuenta perpleja y emocionada de
quién nos había caído en
los brazos de nuevo con aquel niño serio y concentrado que me miraba absorto y me decía con su vocecita apenas
estrenada... ¡amuma!
La vida es mágica. Sé que te volverás a ir... que un día cuando pasé el tiempo me
preguntaré dónde se fue el niño trabajador que ayudaba a su madre a
colgar calcetines y a su padre a transportar baldosas... Sé que te madurará la voz y que te cortarán los rizos y que cuando ocurra volveré a mirar
una y otra vez hacia atrás para recuperar tu aroma de ahora... Principito.
¡Qué suerte tiene Enzo de tener una amuma que le escriba estas palabras! Mi principito también tiene mucha suerte. Su amona no le escribe, pero le hace unos dibujos que inspiran tanto amor y sensibilidad como este texto. Principitos con suerte :-)
ResponderEliminar