Tenemos que tener cuidado con las cosas:
un matiz, un tintineo, una cierta voluta…
un bellísimo zurcido sobre encaje
pueden lacearnos el alma sin remedio.
Siempre evito lugares deshabitados
Sé que si abro la puerta, que si alzo una punta de visillo,
si permito que mis ojos
se posen…
la belleza aterida de esas cosas me obligará
y me haré cargo.
Bello cuenco sobre piano negro
casi lirio en morado trizado
aroma de marfil muy viejo
retumbando de pronto…
obligan a mi dedo, a mis pasos, a mis ávidos ojos
¿Sueñan las cosas solas?
Se me atraviesa el bucle de un aguamanil bruñido
escucho su largo latido y lo enderezo
Decido dejar respirar a las estatuas…
Hago luz, hago aire,
hago caricia, hablo.
El mustio damasco portando sobre si todo el tremendo polvo del olvido me llama
y el triste candelabro deslustrado...
y la silla completamente sola
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