martes, 5 de junio de 2012

Carta a mi rosa...

 Para mi rosa.


Coloquio de la rosa y el principito


He vuelto a releer como tantas veces "El principito", mejor dicho ya no lo leo, no es necesario ya que es carne mía. Acudo a su historia para calmar  esas turbulencias amorosas  que a veces, también a mí me sacuden, ese mar de fondo de la vida, ese oleaje oscuro que bate contra mi razón dejándola magullada y exhausta, ciertas tardes, ciertas mañanas, ciertas amanecidas... pero yo ya no lucho contra sus embates, más bien me hundo y me dejo llevar sin resistencia; es absurdo luchar contra un sentir que sobreviene sorpresivo y me invade siempre aunque no quiera. Además, tal vez haya otra razón  por la que me dejo atrapar sin armadura; es la única manera  que conozco de poder abrazar a la que amo y está ¡tan lejos!

Recorro desasosegada mi planeta intentando imaginar el estado de mi rosa lejana allá en el suyo, de mi rosita aguerrida con su espinita única para defenderse, aunque sé que lo que en realidad percibo, es solo el estado de mi propio corazón traspasado por ese persistente anhelo mío de que mi rosa pueda subsistir sin que yo le ponga bien el biombo  por la noche para defenderla del relente, sin que nadie la llene de requiebros amorosos por la mañana antes de su primera toilette de rosa vanidosa.

Es toda una herida imaginar a mi rosita valiente poniéndole cara a la invasión de baobas día tras día; saberla sucia en razón de la limpieza escrupulosa de tanto volcán como hay por allá; agotada, intentando domesticar a ese cordero voraz que nadie sabe cómo apareció y que quizá se alimente de rosas. No. ¡Dios mío! hay ciertas cosas que no puedo ni me consiento imaginar (mientras no encuentre a alguien capaz de fabricarle un bozal al cordero ese.
Me desespera saberla  sin tiempo de gozar de una sola de las 43 puestas de sol de cada jornada, de esa su riqueza inusitada que tengo miedo se pierda sin su mirada linda.

Acepto los punzantes mensajes de mi nostalgia y me niego a ponerles venda, porque en ella luce el amor como un reguero de frescor que riega a mi rosa  y le procura una línea de sombra a mediodía . Acepto así esta ansia mía y quedarme con un alma hecha brazos que busca a la única e incomparable entre todas, para aliviarle un poquito la vida.

Somos principitos caídos en medio del desierto. Principitos tocados por un sueño contumaz que nos vertebra la vida. Somos principitos irremediablemente enamorados y por lo mismo, inevitablemente heridos.

Soy adulta. Hago lo que tengo que hacer pero jamás me negaré a sentir lo que siento. Aunque acepte que no puedo ir donde quisiera, jamás intentaré matar para no sufrir la desmesura que, como al principito, me permite volver ciertas noches en que las constelaciones son favorables a rozar el planeta en que ella vive.
.................................................

Se ha hecho tarde. El sol de la última primavera dora tenuemente mis cuadernos. Algunas gaviotas sobrevuelas parsimoniosas a lo lejos y yo nuevamente, antes de encender mis luces, me pregunto con zozobra por ella y siento entonces tan poderoso el amor,  que me derrumba...¡ Ay, Principita!

6 comentarios:

  1. Nacer enamorado es vivir, añorar enamorado es vivir, incluso morir enamorándose es vivir. Lo demás, tan solo es supervivencia.
    De tus palabras sale vida. Sigue enamorada Begoña. Sigue regalándonos vida.
    Un Abrazo
    Oscar

    ResponderEliminar
  2. Sí, debo regar mi rosa todos los días para que sus pétalos de terciopelo rojo no se marchiten sin agua. Nunca es tarde porque todos los desiertos tienen su oasis como todos los planetas poseen su rosa. Todos los mares son al menos de dos orillas y una de ellas está siempre tan lejana que no se ve aunque se sienta por el murmullo inconfundible de sus gaviotas. También siento entonces ese poderoso amor que me derrumba. ¿O será tan solo un recuerdo lejano? Lo sabré si riego mi rosa todos los días. Gracias, José Ramón.

    ResponderEliminar
  3. Tu "rosita valiente" no necesita una espina para defenderse. Está bien armada por dentro, protegida por una armadura invisible pero sólida que impedirá la herida.
    Como siempre, Begoña, expresas con tanta exactitud y belleza por medio de ese lenguaje poético tuyo lo que muchos sentimos alguna vez...que no sólo nos haces disfrutar leyéndote sino que además nos sirves de portavoz. Gracias

    ResponderEliminar
  4. Arantza Etxeburua7 de junio de 2012, 5:39

    Bai, Begoña; Lolik dioen bezala, zure larrosa sendoa da, kementsua, eta erori adina aldiz altxako da, zuk etengabe ureztatu duzulako, elikatu, hala izan dadin. Eta halaxe jarraituko duzu, berari bizia emanez, berak zure eskuari hel diezaion, zure esku irmoari. Eta zure eskuak dardar badagi, gertu izango gaituzu besarkatzeko, gure berotasunaz zu biziberritzeko eta lasaitzeko.
    Aurreko egunean adiskide oso maite batek esaten zidan daukagun onena hemen utziko dugula. Ezin burutik kendu ez hitz horiek, ez laguna.
    Ez laguna...
    Zeinen erraza den norberaren burua ezagutzea zure hitzen ispiluan!
    Bai, maitasunez hiltzen ari garelako sentipenak bizirik egon, gaudela, berresten du.
    Bazenekien gustuko izango nukeela. Beti bezala, zoragarria izan da zuri irakurtzea. Esker aunitz, Begoña!

    ResponderEliminar
  5. SALUDOS...TU BLOG ES MUY BUENO, NOS ENCANTA, POR LO CUAL TE OTORGAMOS EL RECONOCIMIENTO DE LOS PREMISO GdelI.PUEDES BUSCAR EL DISTINTIVO EN LA WEB.

    ResponderEliminar
  6. Me ha recomendado tu prima Chiqui Muñoz, quien desciende de Irún. Yo nací en Bilbao pero también me marché a Quito (Ecuador) a trabajar y quedarme allí, como marco geográfico más propicio para emprender y trabajar. Me puedes encontrar en ese link o en facebook a través de los contactos de tu prima. Gracias por tan hermoso blog. Estamos haciendo una musicalización del Principito en Ecuador.

    ResponderEliminar