Txo!

Txo!

Sé que hoy debo escribir porque si no la sequedad será aún mayor y se sucederán las horas frente a un teclado que me produce sensación de nausea y... me iré hundiendo en una pena muda, cada vez más pena...

Vengo de un viaje que ha vuelto loca a mi brújula interior que ya no sabe dónde está el norte, que me ha confundido los paisajes y las calles, incrustando nuevos protagonistas en mi memoria y me trae y me lleva de mala manera entre meandros de emociones … ¡Ay, Txo!

Antes tú no estabas. Hace nada, no estabas…pero el 10 de noviembre a las 8,29 de la mañana, a los pies del cerro San Cristóbal  empezaste a estar …y cómo son las cosas, mientras todos te llamaban Enzo, yo vi a mi padre con su boina, levantando su mano “buena” como solía y  de lejos te saludaba, ¡Hey, Txo! ... desde entonces me desentendí de la pronunciación de tu nombre oficial, porque yo te bauticé como me dio la gana .¡Txo! .  Es el nombre que te puso tu abuela vasca.

Te echo de menos amargamente. Lo sabía. Ando contando las horas e imaginando tus rítmos mientras deambulo por la casa ... y ahora te cojo con cuidado de junto a tu madre y te huelo, mi carita de luna, y te limpio y te visto besándote las manitas y la naricita insolente de los Sasía y te canto la triste canción del chimbo, para que ¡ ni se te ocurra escaparte del nido! ...y una vez que te has tomado la papa y hemos arrojado todos los dragones de tu tripita, nos vamos al jardín a visitar la glicina y los azafranes... te cubro los ojitos para que el purísimo sol de la mañana no te deslumbre y al amor de la buganvilla te los observo ya muy abiertos y vuelvo a constatar una y otra vez que son claros y luminosos y en lo profundo del azul late una chispita de ámbar. Tocamos la aldaba del jardín del Aitatxo y aunque él ya no puede abrirnos, yo te cuento que allá bajo el parrón  él escribe su libro de filosofía y no debemos molestarlo...nos vamos callandito, seguidos por nuestro séquito de gatos a sentarnos largo en el porche, porque tengo tan poco tiempo, mi amor … y tengo que cantarte  la canción que tu abuelo Cástor recibió de su padre, “La bella mañana…” que ahora será para tí..."Bonbolontena" por el Atxitxe y "Eragiozu" por tu abuela Elena y “Por los caminitos” y "San José y nuestra señora" por mi madre... y luego todo lo que se me vaya ocurriendo…romances, coplas, nanas y hasta la Internacional si se tercia, porque ¡por Dios, que te gusta alzar tu puñito izquierdo!.

Hora a hora me acostumbré a tu peso y a tu llanto ronquito, a la seda de tu carita…Te amé tan rápido y de manera tan arrebatada que supe enseguida que eras un seductor sin compasión, que me había robado para siempre el corazón y que tu amuma se desgarraría en tu ausencia...

..ahora será la hora del baño, cuando tu madre y yo en medio de ternezas te sentábamos en tu balde verde y ella dejaba caer el agua cálida sobre tu cabecita…y la noche se entibiaba entonces entre ladridos y fulgor de luna llena sobre el magnolio…Ella te envolverá ahora a solas en tu toalla solo para ti y acariciará todo tu cuerpecito con poquitos de crema y manos de lirio y luego fragante te pondrá al pecho mientras en el reloj dan las doce y en otra dimensión, yo miro la bruma fría posada sobre las ramas desnudas de los tilos, con las manos vacías sobre el regazo.

Txo, duerme tranquilito y deja dormir a tu madre…yo te canto desde aquí en la oscuridad de mi cuarto…”por los caminitos de Jerusalén va un niñito rubio camino a Belén…”Entzuten al didazu, laztana?…