sábado, 16 de marzo de 2013

En recuerdo de Ifigenia





Coro

¿Qué pretende esta mujer...

  una hecatombe de ancestros ?

No se entera
de que no hemos venido
para ser felices...
que lo del hombre
es vivir como se pueda;
con amargura, con nausea

con fulgor  a veces.

No te hablaré de la felicidad, dice...

¿Cómo se atreve?

Es tarea de mujer seducir

para que todo sea más fácil
 y menos doloroso...



Clitemnestra

Me es fácil engalanar con las palabras...

en mis labios son dúctiles cuan dátiles.

Si lo intento, os haré soñar
 con el maldito pastor de azucenas
y sentir sus cabellos esparcidos

para vuestro deleite...

Si queréis

dibujaré la curva de su codo al recostarse.

Pero… ¿queréis  muchachas?

Os confieso que hubo una vez 
 que hablé con unción...


Coro

¡Cuidado! esta mujer se vuelve peligrosa…


Clitemnestra

Ya  no quiero.

Rasgaré a priori

el vestido de novia

el de todas las novias….

Ifigenia no saldrá nunca más hacia Aulide…

Me entregaré a la ferocidad

del silencio elocuente...


Coro

Siempre nos resultó difícil, Clitemnestra.

Es importante que sepáis que Egisto no existió; se lo inventó el rapsoda.

Ella podía sola cobrar cuentas

y lo hizo con un  gesto decisivo.




Clitemnestra

Dulcedumbre la del silencio denso

como la miel de tilo
 la de esta amanecida…
la comerás a puñadas al anochecer
  yo le dije a Ifigenia. 

Es invierno...
al alba  mulas claras
  la luna ha llenado su silueta
y han sido ofrendados
tu cinturón, tus rizos

tus juguetes de infancia…

Hoy por última vez disfrutaré
 tu aroma de niña rubia y mía
ese precioso olor caliente
allá en tu nuca.



¡Ocúltame  madre...!



Hermosa,
 te preparo para la antigua gloria 

que nos es prometida.

 Para ella estoy trenzando tus cabellos
y te canto canciones de amor y de ternuras...

me detengo en los dulces detalles
 que te harán más deleitosa la partida.
Quedará prisionero de tu ardiente pupila 
 te murmuro...

Acariciada cada falange tuya,
cada dedo tendrá  por fin  su anillo…

  y allá en tus oídos  Ifigenia,sonarán las palabras benditas...
 "Eres más bella que la gloria
eres más deseada que el olivo en la frente.

Mi amor, mi delfín, mi sirena varada..."



¡Ocúltame, madre!



¡Valor! No ves cómo chirría el eje

lentas las mulas ya pisan las arenas…

  y tú vas, esplendente…¡ay!


...el sudor de tu frente es fresco todavía

  no se había secado el agua lustral sobre tus hombros.

Blanco  el velo y blancas las adelfas

blancos los brazos y la sombra del tobillo.

En esa nívea aurora de dedos ateridos

adelfas la corona, adelfas…

¡Resplandeces de blanco, niña mía!



¡Ay, Ifigenia! No te guardé

y no volviste de Aulide.



Coro

¿Qué prepara esta mujer?

parecía haberse resignado al designio del dios...

¿Es ese Agamenón, el que vuelve de Troya?

Sí, fue cauto. Supo engañar a la madre
 y ofrecer sin titubeos el dulce sacrificio prometido ...

 el que haría soplar raudas las velas hacia Troya.
Ha vencido.

Ved como trae colgada de su carro a Casandra...
 ¡triste suerte, la de mujer vencida!
¿Es esa Clitemnestra, la que recibe al padre

en medio de la puerta de palacio?

Parece opacar al mismo mediodía.

No es extraño que el átrida la amara…

¡Cuidado, Agamenón, cuidado!



Clitemnestra

Esposo…¡Bienvenido!

Prepararé tu baño,

Escaramujo, asfódelos…

Señor

pisa sin miedo la púrpura,
 ¡oh,león aguerrido!
Acércate, querido,

mi mano te espera con el mirto

pan de cebada remojado en vino...

He elegido para ti lo higos que destilan.

No temas  mi gran rey pisar la púrpura;

el que vuelve vencedor

bien puede entrar como si fuera un dios

en su palacio de Argos.

Deja que te despoje de la ruda armadura.

Deja que te descalce...
 deja que me embelese en cada una

de las nuevas cicatrices que me traes.


¡Cálidos baños te esperan desde  Aulide!.

Entra despacio...

he preparado tu desnudez, amado

Así, así…desnudo, con los ojos cerrados, así…

Yo entraré para hacerte más grata la ablución.

Cierra los ojos, cierra…


Coro

¡Oh, no! ¡No te atrevas...éste no es un altar de sacrificio!

Loca, mujer... ¡espera!


Clitemnestra

Dulce es tu pecho Agamenón para mi daga....
 tiene frío el filo poderoso!
Qué suave ha entrado, que fácil, qué ligero...

Han empujado con mis manos... muchas.



¡Rojas anémonas, por ti, mi dulce hija!



Coro

¡Oh, dioses!¡qué atrevida!

Esta mujer ha dicho la última palabra.


  Clitemnestra, de triste fama en la tragedia griega, siempre me fue cercana.  Una vez, el escritor argentino, Ernesto Sábato escribió..."Aunque se caiga el mundo, la mujer, defenderá su casa". Creo que tenía razón.

7 comentarios:

  1. Muy bello,Begoña y muy nuestro este homenaje a congéneres que,empoderadas o no-eso de "aunque se caiga el mundo la mujer defenderá su casa" habríamos de debatir si es signo de ello-nos sentimos identificadas unas veces en Clitemnestra,otras como Ifigenias,Casandras...
    "Es tarea de mujer seducir para que todo sea más fácil y menos doloroso" cada vez me rebelo más ante ello Begoña.No estoy de acuerdo en estas "armas de mujer" para las que parece no han pasado los siglos.Gracias,hermana,por compartir con esta Paz guerrera

    ResponderEliminar
  2. Magnífica tu recreación poética de la venganza de Clitemnestra por el sacrificio de Ifigenia. Siempre ha sido “tarea de mujer seducir para que todo sea más fácil y menos doloroso" Pero admiro a las que saben coger la daga para defender su casa. Otras, como tú, saben manejar con maestría la pluma para empoderar y dejar la última palabra escrita.
    Un abrazo Begoña.

    ResponderEliminar
  3. Mis queridos lectores, esa "tarea de mujer, la de seducir para que todo sea más fácil y menos doloroso" es algo que proclama como tal el "sensato" coro griego y hasta cierto punto, las madres tendemos a asumirla.También Climtenestra al principio, luego se apunta "al silencio elocuente".

    Con respecto a la cita de Sábato, estoy contigo Paz, que da para debate pero, reconozco que soy una convencida de que ese "salvar la casa" tiene que ver con ese valor del "cuidado" en el más profundo sentido de la palabra, que nos es tan caro a muchas mujeres.Sería una tremenda pérdida no conservarlo.
    Les agradezco los comentarios; es un placer enterarme de lo que producen mis escritos.
    Un abrazo cariñoso!!

    ResponderEliminar
  4. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar
  5. Creo que, con respecto al tema del CUIDADO, debo aclarar un par de cosas para que no se me malinterprete. No me refiero con esta palabra a esa disposición a la que la tradición occidental ha obligado a la mujer en el sentido de "posponerse y asumir la voluntad de los otros;difuminándose para que los otros sean.Esto no es cuidado, es postergación.

    Me refiero a algo más profundo y determinante; a ese posicionamiento activo y apasionado en favor de todo lo viviente que siempre será un acto práctico más que una teoría.

    Hace un tiempo leí un libro excelente que puede servir de ejemplo a lo que predico. Se trata de EL MURO de Marlen Haushofer, una excelente escritora austriaca.Lo recomiendo.

    Mi Climntemnestra es un modelo vivo de lo que explico:no asume,ni asumirá el sacrificio de Ifigenia por más que el Oráculo y Agamenon dictaminen que debe ser sacrificada para que el viento vuelva a hinchar las naves que lleven a los hombres hacia Troya.

    Ella responde a su propio Oráculo; lo que he escrito es su alegato.
    Saludos cariñosos a mis lectores.

    ResponderEliminar
  6. Begoña,releo hoy tu poema con el que tanto te recordé noches atrás en esa "Electra" que tanto hubieras disfrutado en tierras manchegas de SEGÓBRIGA,30 años de Festival de Teatro Grecolatino" http://ning.it/17uMYh4

    ResponderEliminar
  7. Con qué delicadeza prepara Clitemnestra su venganza. Cómo me gustan las palabras que pones en su boca, Begoña "deja que te despoje de la ruda armadura/ deja que te descalce..." Suena tan bien que Agamenón cae en la trampa. Quién no se va a dejar seducir así
    ... Todo, para llegar a ese trágico pero inevitable final . La madre mo perdona "rojas anémonas por ti/ mi dulce hija.
    Una recreación fantástica del mito clásico. Bravo, Bego!!
    Lola

    ResponderEliminar