Nomeolvides |
Para Idoia
Han vuelto los reclamos:
se me despierta el pecho
y cómo duele...
y cómo duele...
En los arbustos
un verde tenue
es pura anunciación...
Todo prepara...
la brusca hermosura de este mundo anegado
ese derroche de pétalos pisados
esa luna lavada
esa emoción que ordena
allí en la oscuridad a mi derecha...
apuntala los brotes aunque sean de acónito
escarda en torno a tus taciturnos pensamientos.
Llueve sobre lo que quiere nacer
sea cardo, alegría, acacia..
o nomeolvides.
o nomeolvides.
¡¡¡ Cuanto y qué bien aprendo de ti,Begoña !!! y de Pere Sureda,que no sabía que esta humilde flor se llamaba "nomeolvides"
ResponderEliminarGracias por empentarme a la vida en días grisecillos
Gracias, Dama, tu poesía, como debe ser, es una forma de embellecer aún más la filosofía. Creo que no puede existir una sin el simbolismo de la otra. Veo que te llegan momentos de nomeolvides. Valsaín estará lleno. Despierta el pecho del todo para que se sientan en casa y entren y salgan con sigilo, sin bulla. Yo, ya sabes que soy de acacia, más ahora, o mejor, cada vez más. Lumbre, nos falta lumbre.
ResponderEliminarComo esa metamorfosis del amarillo en azul, de lo esperado en esperanza, duele pero que hermosa es. Bellísimo Begoña, me lo guardo. Abrazos.
ResponderEliminarHoy digo buenos días a la vida releyendo tu poema y los míos se han llenado de color ¡gracias de nuevo !
ResponderEliminarUn nuevo intento, dama, para agradecerte tu poesía, la forma de embellecer tu filosofía y a tus lectores con tus sentimientos y con tu simbolismo, el lenguaje olvidado.
ResponderEliminarVeo que te llegan tiempos de nomeolvides. Confío en que entren y salgan del pecho con levedad, sin hacer mucha bulla. Yo, ya sabes, soy de acacia, más ahora, o mejor, cada vez más.
Lumbre, Dama, nos falta lumbre. Valsaín estará lleno de nomeolvides, y cada rama de acacia rota el invierno pasado estará alimentando el árbol del que cayó.