Imagino tu casa entre la bruma
tu casa de ahora...
tu casa acolchada de rojo
tu casa sin puerta
tu casa donde tu nombre brilla en piedra...
Imagino los brotes de crisantemo en el hueco del codo
la parra virgen adornando tu cuello...
la parra virgen adornando tu cuello...
las adelfas, dueñas de tus rodillas...
He llamado con el corazón engarbitado
frente a esta luna llena
Te lo juro: he llamado al barquero
pero no pareció entender que me invitabas...
No es tu hora, me dijo y mi óbolo cayó
sin producir sonido entre la hierba...
Lo siento:
te he dejado esperando con
la melena olorosa por la lluvia filtrada
Sé que te cuesta entender
cómo pasar la tarde tan estrecha
cuando arriba el cimbrear del álamo
llega en sordina hasta ti como un reclamo.
Sé que te cuesta esperar...
No sé bien cómo haces para lavarte el pelo
cómo abrillantas la madera
cómo te inventas la canción
y la danza... ahora.
Había preparado un presente para ti.
Esta mañana recogí las primeras castañas de este otoño
y separé las más pulidas, las más suaves para tu palma abierta
Pero...no sé cómo se baja a tu casa y...
he dejado también que cayeran con dolor en la hierba...
Hermoso....muy hermoso....!
ResponderEliminar...el lobo....
Muy hermoso,sí.Ya te echaba de menos,Begoña.
ResponderEliminarMe estremece verte sentada en la húmeda hierba, esperando la llegada del barquero, extendiendo la palma de tu mano llena de regalos, hacia la otra orilla, donde ella te espera con los brazos abiertos. ¡Cuánta belleza… cuánta! ¡Cuánto amor… cuánto!
ResponderEliminarJosé Ramón.
Qué hermosura, cuánto cariño y cuánto dolor transformado en belleza. Has hecho que se me salten las lágrimas
ResponderEliminarNo tengo palabras. Verdaderamente, el lenguaje poético alcanza lo inalcanzable, describe lo indescriptible y penetra en lo impenetrable. Quien tenga oidos que oiga.
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