Cuando se va noviembre...
tú me vuelves
cuando cuaja el violeta
y el aire se vuelve cristalino...
entonces
cuando la lluvia lustra las hojas de la higuera
cuando adquieren el susurro tenaz de las sedas ajadas
vuelves tú.
En este atardecer sin luna clara
volveré mi mirada cansada hacia
poniente y te diré ternezas
las mismas, las de siempre
quizá con más deleite todavía...
Necesitamos penumbra, parpadeo,
necesitamos llama para que yo te diga
las palabras más lindas
Y tú me respondas elocuente...
En esta, la hora del temblor
mi alma que te acecha cada día
te atrapa y logra acariciarte...
Ocurre
cuando la hora de noviembre
arrulla a punto de susurro y sueño...
Hermoso, sugerente, el ritmo de una nana
ResponderEliminarNostalgia de tiempos plenos...
ResponderEliminarAcecha y atrapalos...
Lo has conseguido!!
Qué belleza, Begoña, y qué suerte poder atrapar lo que acechas con tanta insistencia! Esa "hora de Noviembre que arrulla a punto de susurro y sueño" es tan suave, sugerente y cálida...
ResponderEliminarMuy hermoso y emotivo.
ResponderEliminarEres una maga: tus versos convierten la nostalgia en belleza.
ResponderEliminarPrecioso, Begoña. Me has hecho llorar.
ResponderEliminarMarta