Algún día
pronunciarás mi nombre
como si fuera un solo de violín
Como si así pudieras llegar hasta mi oído
harás música
con las letras de mi nombre
Lo dibujarás tortuoso
en los regueros de lluvia en la ventana
una y otra vez
Lo murmurarás con unción
como si te llevara al corazón del Pincio
Lo colgarás como si fuese
tu más bello hilo atrapaluces
pero ya no podrá reflejar ninguna luz
Mi nombre en la penumbra
será un Fa sostenido
en tu corazón impaciente
Pero aunque lo pronuncies
con la más delicada y azul de las ternuras
yo no te escucharé.
Es muy bello, pero muy triste. Es la ausencia implacable que estremece el alma.
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