Recuerdo a mis corceles del tiempo
del ardor...
piafaban de impaciencia pidiendo
rienda suelta a mi mano de auriga cariñosa.
Febo se insinuaba y...subíamos
como tres Icaros embriagados de rocío y de luz
"cuando la aurora de rosáceos dedos" acontecía...
Ya noche
los belfos desollados aún palpitan
pero la luz se ha convertido en piedra.
Bajo los ojos el púrpura negrea
y un auriga de muñecas quebradas
deja la rienda suelta...
A ras de nadir vamos
cojitrancos, a buscar el consuelo de lo oscuro
Ahora sabemos:
El cielo era como siempre...¡hambre !
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