A mi hermana Edurne.
Esos nudos gordianos
que secuestran el alma
en un calidoscopio
de miseria;
nudos ciegos, sin cabos
nutridos y apretados
en un ser vuelto ya
puñal y arena.
Son muerte que jamás será caída
porque nunca habrá vuelo.
Perros, con la garganta rota
y la rabia completa.
El filo bienhechor
¿por qué se tarda?
¿qué detiene
la bendita justicia
de la espada cayendo Dios
en lo todo posible
aunque estalle...la nada.
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