domingo, 22 de noviembre de 2015

Recuerdo de la vida buena.






Durante esta semana aciaga que comenzó en mi conciencia el viernes 13 de noviembre poco después de las once de la noche, he leído multitud de artículos intentando informarme. He reflexionado sobre las causas, la complejidad, la responsabilidad y las consecuencias de lo ocurrido en París. Me he encontrado a ratos indignándome frente a ciertos comentarios, secundando otros y desconcertada, apurando impotencia, las más de las veces... Pero, si he experimentado estos días algún dolor genuino de esos que te dejan el alma en carne viva, no ha sido frente al número de víctimas, ni frente a la proliferación de flores y velas en los lugares donde habían acontecido los atentados, ni frente a las imágenes dantescas... El dolor ha florecido frente a un recuerdo:

Había luna llena aquella noche de diciembre  y yo salía de un concierto de gospel de La Sainte Chapelle en la Cite de France. Apenas había comenzado a caminar hacia el hotel cuando un extraño sonido me hizo volverme:  una riada de jóvenes  deslizándose en patines " allegro ma non troppo"  se apoderaba de la calzada en silencio bajo la luna. Sé que viví uno de esos raros instantes en que el tiempo se encasquilla.

domingo, 15 de noviembre de 2015

Carta de París



Ayer volvimos de París que estaba, como dice la canción, "más bonita que nunca" Fueron unos días a nuestra medida. Preciosos. La habitación del hotel (el mismo en que estuvimos con Uds. hace 11 años) era muy pequeña, muy limpia y extremadamente ruidosa, sobre todo al anochecer. La misma tienda de sombreros en la esquina y el mismo super donde comprábamos la comida  para la cena- ¿recuerdas?... esta vez nos dio por comer tortillas mexicanas con tomate, queso de cabra y albahaca.


¿Qué cosas hicimos? Te cuento lo más especial. "Lo más de lo más":

miércoles, 4 de noviembre de 2015

Carta al enmascarado


                                                                          


                                                                  Porque a veces, una recuerda... cartas de amor


 Te estoy mirando y  sé que todavía te acuerdas de la rosa balanceándose junto al Rialto aquella primera madrugada de enero... Yo también. La arrojé  al Canal  justo al saltar al vaporetto, cuando ya nos íbamos.

  No tengo más que nombrarte San Michele y sé que sentirás el aire marino de los cipreses y  verás como yo, apenas desvaída, la difícil caligrafía de las tumbas rusas y los guijarros que pusimos sobre la losa de Ezra Pound. Sé que también podría nombrarte la luna llena de invierno sobre  un san Marcos desierto, pero seguro que entonces tus recuerdos volverían a querer entumecerse  en la intemperie del vaporetto, enfilando ahora  hacia el puente de La Academia, mientras hacías el recuento gozoso de las guirnaldas navideñas rebrillando tenues en el interior de aquellos  palazzos tan solos.

sábado, 31 de octubre de 2015

Notificación de bendiciones.



                                                                                          
                                           

                                                                                Para Mari, la nuestra


Lo cuentan las noticias:

La noche del 22 de octubre
ocurrieron extraños prodigios en amplias zonas del planeta
que fueron consignados por testigos creíbles:
El cerro San Cristobal de la ciudad de Santiago
amaneció poblado de brezo color púrpura
mientras, en el Aitzgorri, una súbita floración de fresias
cambió el aroma del paisaje de forma permanente.
Dicen que en la ciudad de Turín
se escuchó contar cuentos a la estatua de Edmundo D' Amicis
durante toda toda la noche y que...
en Saint Germail Laval  de Isle de France 
una flor tardía de color y aroma indescriptibles
floreció en un rosal que se creía irremediablemente seco:
La dama que  aquella noche constató su nacimiento la bautizo como
rosa- arco iris.

Se ha hablado de múltiples factores concomitantes
como causa de dichos desajustes:
estadísticas varias y coincidentes señalan que 
aquella noche aumentó extraordinariamente
el vuelo de gaviotas por el lado de Pasajes de San Pedro
y el volumen del ronroneo de los gatos de Catania.
Muy cerca del Amboto nubes refulgentes en proporción áurea
hicieron murmurar a algunos viejos:
-" Regresó La Señora" - cayendo de rodillas..

Hay acuerdo: no hubo daños.
Una extraña maravilla
caldeó los corazones de aquellos que las vieron...

No se sabe el porqué del privilegio de estos precisos lugares 
tan claramente bendecidos durante la noche del 22 de octubre.
Pero yo sí lo sé y os lo digo:

¡Nació Mari!




( La reportera solicita que si algún lector o lectora tiene constancia de algún otro prodigio ocurrido aquella noche, deje consignado su testimonio precisando el lugar y el suceso. Muchas gracias)

sábado, 10 de octubre de 2015

Imagino tu casa...



Imagino tu casa entre la bruma
tu casa de ahora...
tu casa acolchada de rojo
tu casa sin puerta
tu casa donde tu nombre brilla en piedra...

Imagino los brotes de crisantemo en el hueco del codo
la parra virgen adornando tu cuello...
las adelfas, dueñas de tus rodillas...

He llamado con el corazón engarbitado
frente a esta luna llena
Te lo juro: he llamado al barquero
pero no pareció entender que me invitabas...

No es tu hora, me dijo y mi óbolo cayó
sin producir sonido entre la hierba...
Lo siento:
te he dejado esperando con
la melena olorosa por la lluvia filtrada

Sé que te cuesta entender
cómo pasar la tarde tan estrecha
cuando arriba el cimbrear del álamo
llega en sordina hasta ti como un reclamo.
Sé que te cuesta esperar...

No sé bien cómo haces para lavarte el pelo
cómo abrillantas la madera
cómo te inventas la canción
y la danza... ahora.

Había preparado un presente para ti.
Esta mañana recogí las primeras castañas de este otoño
y  separé las más pulidas, las más suaves para tu palma abierta
Pero...no sé cómo se baja a tu casa y...

he dejado también que cayeran con dolor en la hierba... 

domingo, 13 de septiembre de 2015

Pedro Páramo, un libro inagotable.






 Esta brevísima novela que Borges calificó como "obra maestra" de la literatura del siglo XX y García Márquez como la que "más profundamente lo había conmovido" junto con  "La metamorfosis" de Kafka, es un libro inagotable.

Fuente de incontables traducciones, ediciones, interpretaciones y conjeturas, "Pedro Páramo" mantiene su enigma y capacidad de perturbación, intactas. Podemos leerla una y otra vez y nunca estaremos seguros de haber entendido. Una voz resaltará sobre las demás, otras se convertirán en murmullos pero nunca estaremos seguros de que la próxima vez no sea diferente: hay que haberla leído  más de una vez para darnos cuenta.

lunes, 3 de agosto de 2015

Casas y cosas...



Allá en el sur, la casa donde nací tenía tejado a dos aguas y la lluvia sonaba fuerte porque era de chapa. Me gustaba oírla. En el jardín, la niña que yo era, paseaba por las mañanas acechando la inminente aparición de la Virgen con su niñito de la mano allá por el bancal de las fresias...

Por las tardes, el sol iluminaba apenas tamizado por las palmeras de la calle, el cuarto de la abuela. Era la hora del canto. El Niño se perdía camino a Jerusalén en la balada y el polvo del verano se arremolinaba en la calle desierta.