Caminamos de mañana
el campo cubierto de cencella.
El mundo es
una grandiosa adivinanza...
en lo diáfano late siempre
algún escalofrío oculto...
Pero nosotras caminamos erguidas:
nos afianzan las historias
No necesitamos caballero ni escudo
Princesas de cabello al viento
nos acercamos poderosas a lo blanco:
queremos aromarnos de romero y
es entonces ...
cuando nos hiere la aulaga y nos hiende el tobillo
el bello y traidor escaramujo.