lunes, 19 de febrero de 2024

PIEDRA

 



Vino de Mostar...
Vivía bajo el puente que cruzaba el Neretva.
Puente que resistió el trasiego de carros
tanques, huidas, gritos 
desolaciones... 
Una historia terrible 
que aguantó siglos
como una majka, 
como una büyükane de pañuelo blanco.
Pero una vez ya no no pudo aguantar y lo cayeron... 
Y aunque quisieron luego
fue imposible reunir todas sus piedras 
(la mía quedó suelta en el lecho del río) 
Mi piedra está pulida de desgracias
se acopla fácil a mi mano. 
Es tibia y tiene un no se qué de vieja
y no sé qué... de sorda 
Está conmigo y se porta como un acto de fe. 
Cada vez que la toco, tiembla. 
Yo imagino de debe haberse asustado muchas veces
con ese miedo opaco y liso de las piedras... 
Yo la miro a mi piedra 
la palpo, la acaricio 
le pregunto como si pudiera contarme
de otomanos, de croatas,
de tristes bosnios... 
Ella trata, pero no puede
Es una piedra arrasada.

martes, 19 de diciembre de 2023

Poemas de Begoña Eguiluz

A quienes me seguís leyendo, un regalo especial junto con mi profundo deseo de que tengamos pese a los males que nos abruman, una Feliz Navidad!!



lunes, 20 de noviembre de 2023

Nani, Nani...



                    NANI, NANI...

 ( Nana para los niños y niñas de Gaza)

                                    Para  Amel.


Y … 

si nos dormimos.

S

entís a lo lejos

el mar de jaspe...

la luna madurita…

cómo huelen las rosas

de Jericó.


Chupemos el gajo de naranja despacito…

Mirad como se irisa la noche

hay peleas de estrellas 

hacia el desierto…


 Nani, nani…na  


Boquita de dátil,  nani

Manita tiznada, nani

Ojitos de  uva…


Nani, nani, na…..

domingo, 15 de octubre de 2023

Cansancio



Por el lado de la vega baja
estarán a rebosar las zarzamoras…
¿Han alcanzado los higos su punto de deleite?
¿Se hizo ya fruto y cayó la milgrana?

Caminad de mañana.

Podéis cortar tomillo al pasar (nunca arranquéis nada de nada)
Sentaos y mirad a la altura de Guajía: hay un cerezo junto a la acequia (está tocado por una última voluntad)

¡Que espere mucho tiempo!

Si seguís, veréis a los olivos
trepar las peñas…
(los más pequeños ganan)
Sentiréis que va con vosotras
un agua acompasada y densa cada vez más elocuente.
A la vera, los escaramujos
os despertarán las ganas de crear ikebanas…
Soñaréis las casetas a lo lejos
los pimientos en trenza

¿Ya extendieron las nueces?

Acariciad a la galguita que os sale al camino (quizá me busca) es de color casi ámbar
trémula y dulce como una cierva recién abrevada

No me esperéis a mí… estoy cansada.

lunes, 18 de septiembre de 2023

El camino.




 Recuerdo la casita que trazaba cuando era una niña pequeña…

Tejado a dos aguas, puerta en arco, un par de ventanitas con parteluces, chimenea que humeaba hacia el horizonte y…un camino sinuoso que partiendo de la casa, se detenía por imperiosa necesidad en el borde de la hoja… El camino y la chimenea humeante eran lo más importante de mi dibujo: antecedentes ingenuos de la  futura nostalgia.


Camino es una bella palabra llena de sugerencias de futuros aprendizajes. Una metáfora que ni siquiera es necesario explicar porque la aprendimos en todos los cuentos que nos contaron en nuestra niñez. Ese camino plagado de miguitas de Hansel y Gretel, el raudo que recorría ufano El gato con botas, el tortuoso y sombrío de  Blancanieves abandonada por el cazador y…ese camino luminoso por el  que caminaban cantando los personajes de El mago de Oz en busca del arcoiris….

Todos esos caminos señalaban la aventura con final feliz. Escuchábamos y sabíamos que los miedos y los peligros  se resolvían en el propio camino, que la historia terminaría con una de las versiones de “y fueron felices y comieron perdices…” 

Ha sido en el camino donde aprendimos de los peligros y el sufrimiento ( David Copperfiel fue un libro paradigmático), pero también desde donde vislumbramos al final y tras un laborioso tránsito,  La Felicidad aguardándonos con su calma de jardín vallado para siempre.


Luego, más tarde, crecimos y los caminos se nos hicieron más ambiguos. Leímos historias  en que  se volvían problemáticos porque para entonces el final feliz era solo una de las posibilidades. Ese camino que devuelve a Don Quijote enfermo, viejo y derrotado a su lugar  de origen es todo un paradigma de muchos finales de camino y…¡cómo nos dolía ese Don Quijote cuerdo, triste y vencido que abandonaba el camino para siempre!


Seguimos cumpliendo años y en nuestra experiencia lectora y vital  se consolidaron los caminos terribles. Como aquel que  llevó a Anna Frank hacia Bergen Belsen después de tanta apuesta y esperanza ó  el que condujo a Sholomov a Siberia a ser machacado. El que inició Scott y su expedición hacia el Polo Sur, tan lleno de coraje.  El que tuvo que recorrer mi familia, perdida la Guerra hacia el exilio…Ninguno volvió. Descubrimos el insondable misterio de los caminos jalonados de perdedores en sus cunetas…


Y la vida siguió y continuamos leyendo historias y poemas, escuchando canciones,  acumulando experiencias. Los caminos se volvieron cada vez más densos, más inciertos, más decisivos… Entendimos el consejo de Kavafis en su “Vuelta a Ítaca” 

Se nos sedimentó la vida y nos volvimos insobornablemente lúcidos porque,  mientras conservamos intacta la nostalgia del camino de vuelta a casa, nuestra fría y cruel razón nos dijo lentamente como al final, Antonio Machado…



Caminante no hay camino

se hace camino al andar

Al andar se hace camino

y al volver la vista atrás


 se ve la senda que NUNCA

se ha de volver a cruzar.


y entendimos finalmente lo que significaba el límite de la hoja en blanco de nuestro dibujo de infancia.