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jueves, 16 de noviembre de 2017

Equilibrio.





Miró

Toda época equilibrada es parca en poetas y sobreabundante en  maestros y academias. Quién dice poesía, habla de desmesura. También de una suerte de carencia esencial para el cálculo. Recordemos que ya desde Platón, aunque cubiertos de honores, los poetas fueron  desterrados de la ciudad por ser una especie de solitarios remisos a todo objetivo común. Funambulistas, atentos únicamente a sus propias cabriolas. Efectivamente, el poeta no entiende de bien común. No acepta aguas que no sean las que fluyan por sus propios cauces porque simplemente no las entiende pero claro, estoy hablando de poetas no de versificadores, ni de estetas. Hablo de esos seres incómodos cuyas figuras se parecen a “la línea recta” de Miró.
El reino de la poesía es el de lo irrazonable.

jueves, 12 de mayo de 2016

Del tiempo



Esta mañana, nada más despertarme y mirar de refilón el brote de las hortensias, me cayó encima el tiempo; el de abrazar y el de deshacer los abrazos; el de partir y el de tener que volver, el de saludar gozosa y el de tener que despedir y soltar... 

Me deslumbró los ojos el fulgor de la cordillera encendida mientras fuera luchaban los cúmulus-ninbus por el lado del mar; una sonrisa plena me trajo el refilón de la hora redonda de la tarde, mientras sentía caer una a una las hojas del otoño del fin del mundo sobre una losa de piedra. Encanecía mi habitación la luna enorme y arrebolada del sur  y a la vez  era consciente de como se dejaba alcanzar suave por ésta que transita aún desvaída y mínima sobre mi casa...
 Escucho tu voz de gato en mi oído de aquellas mañanas en que me retenías junto a ti embelesado como un Salomón joven; ese sonido intenta acallar como un xilófono encantado, la  voz que ahora  musita que  ya no es tiempo de retozos, ni de abrazos...

Nuestro tiempo está apresado en un concentrado que a veces algo agita. La redoma entonces, como un calidoscopio, se pone en movimiento y nos permite vivir en un instante la dulcedumbre y la adversidad de los días. A veces es dulce sobre dulce, a veces, aciago sobre aciago. 

Y entonces... barruntamos la eternidad.

martes, 26 de enero de 2016

Consejas al amor de la lumbre...



Al amor de la lumbre...


Amar siempre se puede
vivos o muertos
el sueño nos lo quita...
el cómo hacerlo.

Si en el yermo soñamos
la primavera
puede que en el invierno
nos aparezca.

Me gusta lo difícil
porque es posible
lo que es simple y redondo:
inaprensible. 

martes, 28 de enero de 2014

Imágenes de abismo.




Tres imágenes me han acompañado de manera un poco obsesiva esta tarde. Las tres se asocian con el significado de la palabra abismo (precipicio, aquello que se siente oscuro e impenetrable misterio) Las tres me han rondado y me han acompañado la soledad y el frío.

martes, 22 de octubre de 2013

Acerca de pajaritos azules y otras yerbas...





Hoy me levanté exigente, tanto que realice ¡por fin! sin dudar un momento una serie de tareas de limpieza. Lo primero, marqué la página de inicio de mis redes sociales y elimine de "mis amigos" a todos aquellos con los que no interactuado el pasado año. Sí, igual que como he hecho al seleccionar las ropas de mi armario. Es sabido que aquello que no se ha utilizado en un año es algo de lo que podemos prescindir perfectamente.

He eliminado también a todos aquellos cuya actuación se limita a frases mal atribuidas y sensibleras, a aquienes me han invadido de gatitos tiernos (Me encantan los gatos, no crean...) ositos dormilones, pajaritos que apestan a montaje barato, florecillas fluor y parejas con las manos entrelazadas, suavemente difuminadas frente a un cielo de rosicler... ¡No los soporto! Me confieso rigurosamete elitista en este asunto de las palabras y las imágenes ¿Me perdonan?
¡Ay, Dios, por fin lo reconozco!

Hay frases profundas y muy bellas que aparecen, a veces en mis redes. Todas dejan intocado ese misterio donde se cuece nuestra precaria sabiduría. Ese saber que  renuncia gustoso a aquellas palabras que masacran la resonancia, que destroza sin miramientos toda frase de película aunque... hay algunas que se salvan. Sé que existen. Yo quisiera que alguien... me las recordara

No soporto lo que apesta a azúcar. Me empalaga.

Hay días en que la pluma sabe hacerse cargo. Una buena frase que apenas se atreve a intentar titilar el silencio, aparece como un haiku brillante entre la escoria. Negro sobre blanco y punto. Basta.

martes, 1 de octubre de 2013

Acerca del silencio.





El silencio es respiro, pausa, contrapunto… Pero también es clausura. Casi siento miedo de  bucear en los entresijos de esta palabra.
Existen silencios exquisitos.
Quedarse en silencio  puede ser  la consecuencia  de plantarse frente a lo inefable. Aquello que  excede nuestra capacidad de decir exige un silencio que se convierte entonces en el más profundo homenaje…. Si  rebusco entre mis experiencias momentos de silencio semejante, puedo decir que recuerdo el que me suscitó “La Leona herida”,  en el museo Británico, “La Victoria de Samotracia” en el Louvre, el que me sobrevino al acabar la última línea de “La Antígona de Sófocles” Este es “el gran silencio”, el más excelso que  me ha sido dado sentir.

viernes, 27 de septiembre de 2013

Otoño...



¿Quién piensa en el otoño aquí en el norte, con todo lo que nos ha costado olvidarlo? No me pidan a mí que le cante metáforas a ese greñudo pelirrojo harapiento. El sabe muy bien por qué no andamos en buenos términos últimamente. No es solo vuelo de hojas y aroma de hogueras lo que trajo en su morral la última vez que vino, sino penas que esparció recio y sin contemplaciones a lo ancho de setiembre, octubre, noviembre… quedando cada uno asolado a su manera por la torpeza brutal de ese hombrón insufrible que me odia. 

No me cuenten de nieblas cerradas allá por la Alameda, ni menos del crepitar de la hojarasca de calle Macul, apenas alumbrada de farolas de luz pobre, muy pobre. No, no me menten boinas grises, ni crisantemos menudos… a él no le va lo delicado… es turbio. 

No sabe de Haikus ¡qué va! …aquella delicada bandada de patos en formación perfecta muy alta en el gris y que yo le pedí que se tatuara como enseña… le hacía reír a carcajadas ya entonces, la verdad es que mi anacronismo romántico daba para sonrisas…  

Les voy a contar la verdad… el otoño lleva guadaña oxidada. La belleza que se le adhiere al filo me hizo creer, miope como soy, que se trataba de una acuarela suntuosa la que desplegaba a su paso… ¡mentiroso! La próxima vez que venga, aunque me traiga de regalo una parra de Virginia para mí sola, juro que le daré con la puerta en las narices… ¡si supieran! 

Yo lo amaba. Adivinaba sus señales promediado el verano y languidecía de ansia…soñaba con su aroma de hojarasca escaldada que me asaltaría de pronto al pisar descuidada cierta calle, constatando su vuelta en ese viento apenas tocado por un cierto relente de estremecimiento gozoso… ¡cómo me enamoraba su elocuencia sombría en aquellos días que no calzaba espuelas!... Otoño, decía yo. Otoño como quien dice amante, como quien dice… amigo. 

Pero me traicionó.

lunes, 1 de abril de 2013

"Como decíamos ayer..."



A Nieves Pizarro, mi profesora de Filosofía, en el liceo Darío E. Salas, de Santiago de Chile
...en uno de esos días en que desesperamos un poco.
Cátedra de fray Luis de León, en la U. de Salamanca



Ya lo dijo hace muchos siglos Platón: “…no se puede obligar a aprender si el alma no lo consiente”. Esa  fuerza de quien pretende enseñar, así aplicada, es no solo ineficaz sino  también, aberrante. Eso que solemos llamar -proceso de enseñanza-aprendizaje- es una lucha formidable que se libra entre dos almas libres. Los profesores somos individuos profundamente ambiciosos. Buscamos la palabra que encienda, esa misteriosa intimidad que nace en una sala de clase, cuando inmersos en esa expectativa gozosa que une a  profesora y alumnos, aludimos a ese siempre implícito… “como decíamos ayer”

lunes, 21 de enero de 2013

Toque-terciopelo.




                                                                                 
 Para mi amiga Marisol.

Es imprevisto y grácil. Tinteneante como canica que se acerca saltando. No es azul, ni verde, ni amarillo, ni gris. Sé que tiene el negro profundo de los terciopelos irisados. Es un terroncito de azúcar que convierte el acibar más amargo en un insólito trago de miel, en una frase de Malher persistente y constante el corazón del ruido, en una redonda certeza, el ángulo agudo del desespero.

 Es una dulce estocada. Un toque que devuelve a la vida mengüante su maravilla rara por un momento. Suficiente para hacer pertinaz la sonrisa de asombro... 
¡Pobre de quien no haya sido visitado nunca por este toque insólito de terciopelo!

domingo, 14 de octubre de 2012

...de tumbas




Tumba de Cortázar en Montparnase

La de Julio Cortázar, en el cementerio de Montparnase, es blanca y escondida. Se debe caminar hasta el tercer distrito y detenerse en el supuesto número doce para encontrarla. Es muy fácil pasar de largo. Su tumba, una losa de mármol blanco muy puro prácticamente a ras de tierra, relumbra entre el gris que la rodea. Esta dividida en dos partes. La mitad superior recuerda a Carol Dunlop (la osita) la inferior, a Julio(el lobo). La mitad de Carol está muy limpia y vacía…un extraño ser parecido a una cuncuna alzada parece acompañarla... ¿alguna señal intima de esos dos que ahora yacen juntos?
En la superficie del escritor se amontonan los exvotos; abundantes piedrecillas del mismo cementerio que se supone han sostenido papeles (hojas de cuaderno cuadriculado, restos de libretas sucias y carcomidas…) algunas piedras lastran colillas y algún que otro porro... Veo en un costado la foto en polaroid de una niña extraña…Hay quien ha escrito directamente en la lápida una cartita de caligrafía un poco demasiado redonda e infantil. En un hueco de la parte inferior vislumbro una botella semillena ¿Pisco?...
No toco nada. Dejo mi rosa roja justamente entre los dos,cuidando que la flor caiga del lado de Carol…sé que a él le hubiera gustado.

sábado, 15 de septiembre de 2012

Cosas que he aprendido



El Zambullidor (Museo de Paestum) Uno de los poquísimos frescos griegos que existen.



Cuando me aferro a mis recuerdos, a mis presencias no hago otra cosa sino sostener el hilo que me une a la tierra. Si lo soltara, me iría con él y sería como si nunca hubiera vivido.

Solo soy mía, más bien, como dice la canción…”ni mía siquiera“ Nadie puede impedir ni mi crecimiento ni tampoco mi desgaste… Todo sucede a su hora; es necesario dejarse ser y disfrutar del espectáculo y dar gracias por el privilegio de poder hacerlo con todos los sentidos bien despiertos.

martes, 28 de agosto de 2012

Sara, Uhartea, brujas y linaje


Para Amaia, etxekoandre de Uhartea, en Sara


Sara

Este pueblecito de Lapurdi situado en la linde con Navarra y actualmente perteneciente a la demarcación llamada “de los Pirineos Atlánticos”, está considerado oficialmente como uno de los más bellos de Francia, lugar obligado  para turistas que en verano casi lo toman por asalto.
Visitan su iglesia de San Martín donde duerme Axular, padre de la literatura en euskera, recorren las grutas donde se cuenta que en tiempos antiguos se refugió el hombre prehistórico junto con el oso, compran el famoso pastel vasco; macizo y sabroso bizcocho relleno de crema o confitura,  admiran manteles, delantales y todo tipo de objetos adornados con las típicas líneas gruesas y finas propias del diseño textil vasco… Suben a Larrun ( el monte ancestral)  en el trencito de cremallera o caminando de buena mañana con makila (bastón) y ganas. Transitan el camino de los contrabandistas a Zugarramurdi o simplemente dejan pasar el tiempo en la plaza frente a una cerveza y una conversación trufada de monosílabos  que parece retrotraer ese tiempo que apenas parecía pasar de tan suave …

Pero cada lugar tiene algo así como una impronta poética que jamás aparecerá en ninguna guía turística y que se adhiere o no a nuestra memoria, siguiendo unos caminos intrincados de los que nadie sino nosotros sabe. Si ese sello poético se produce amaremos ese lugar y si no ocurre así, simplemente resbalará de nuestra conciencia. Yo amo  Sara.

martes, 7 de agosto de 2012

De la inspiración



Ícaro




Aquello que mueve a una persona a escribir con facilidad y que es ajeno al interés pecuniario o a la pura obligación externamente impuesta, se ha solido llamar inspiración y se la ha entendido como una especie de “aliento” que podemos desear profundamente pero no producir a voluntad, ya que como todo lo regalado sobreviene sorpresivo y gratuito y vuelve fácil y raudo el deslizarse de la pluma sobre el papel.


viernes, 27 de julio de 2012

De la gran Belleza


"
"La Belleza es el aire que mueve las alas de la Victoria de Samotracia"
                                                                                                           (María Kodama)



Estamos rodeados de cosas bellas. Me refiero sobre todo a aquellas en que el ser humano deja la impronta de su saber hacer. Esa maravilla de  vajillas chinas milenarias de las que solo emperadores de uñas afiladas podían hacer uso, ese magnífico mobiliario que relucía en las estancias del Segundo imperio francés, aquella perfección de las paredes bordadas de "La Casita del labrador" de Aranjuez para solaz de rey en tiempo de ocio. Magnificencia para los poderosos, joyas cuajadas de piedras brillantes engastadas cada una con exquisitez, digna solo de las más excelsas gargantas. Son objetos bellos sin duda, pero no es esa la belleza "que escalofría". Aunque acaso  sí sean capaces  de despertar a nuestro "fenicio"; ese atávico impulso de atesorar, sopesar, evaluar, mercadear, poseer.

miércoles, 27 de junio de 2012

Perfumes...


Ligustro en flor.
 Tal vez  el olfato sea el más complejo de los sentidos, aquel que guarda la llave maestra de todos los sentires atesorados en nuestra memoria poética. Quizá sea ésta la razón por la que se le llame,  el sentido de la nostalgia.

 Un preciso aroma  puede acertar en el  punto más sensible de nuestro mapa emocional y dejarnos inermes frente al dolor o alegría abrumadores  que nos brotan a su conjuro, como no pueden hacerlo ni la imagen, ni el tacto, ni el sonido.

 No es extraño que en Proust,  lo que  rompiera el dique de su olvido y permitiera el ubérrimo desborde de su ”tiempo perdido”,  fuera aquel  sorbo, no de cualquier té, sino de aquel  preciso que se atesoraba en la casa de Cambray  y que empapaba  el bocadito de magdalena  que le era ofrecido cada domingo por su obsequiosa tía  y que grabó así en él sin intención alguna, aquel delicioso perfume  de la infancia, que a nadie le es dado elegir.

 Para mí la dicha huele a crisantemo amarillo y a jabón Le Sancy.

martes, 5 de junio de 2012

Carta a mi rosa...

 Para mi rosa.


Coloquio de la rosa y el principito


He vuelto a releer como tantas veces "El principito", mejor dicho ya no lo leo, no es necesario ya que es carne mía. Acudo a su historia para calmar  esas turbulencias amorosas  que a veces, también a mí me sacuden, ese mar de fondo de la vida, ese oleaje oscuro que bate contra mi razón dejándola magullada y exhausta, ciertas tardes, ciertas mañanas, ciertas amanecidas... pero yo ya no lucho contra sus embates, más bien me hundo y me dejo llevar sin resistencia; es absurdo luchar contra un sentir que sobreviene sorpresivo y me invade siempre aunque no quiera. Además, tal vez haya otra razón  por la que me dejo atrapar sin armadura; es la única manera  que conozco de poder abrazar a la que amo y está ¡tan lejos!

Recorro desasosegada mi planeta intentando imaginar el estado de mi rosa lejana allá en el suyo, de mi rosita aguerrida con su espinita única para defenderse, aunque sé que lo que en realidad percibo, es solo el estado de mi propio corazón traspasado por ese persistente anhelo mío de que mi rosa pueda subsistir sin que yo le ponga bien el biombo  por la noche para defenderla del relente, sin que nadie la llene de requiebros amorosos por la mañana antes de su primera toilette de rosa vanidosa.

Es toda una herida imaginar a mi rosita valiente poniéndole cara a la invasión de baobas día tras día; saberla sucia en razón de la limpieza escrupulosa de tanto volcán como hay por allá; agotada, intentando domesticar a ese cordero voraz que nadie sabe cómo apareció y que quizá se alimente de rosas. No. ¡Dios mío! hay ciertas cosas que no puedo ni me consiento imaginar (mientras no encuentre a alguien capaz de fabricarle un bozal al cordero ese.
Me desespera saberla  sin tiempo de gozar de una sola de las 43 puestas de sol de cada jornada, de esa su riqueza inusitada que tengo miedo se pierda sin su mirada linda.

Acepto los punzantes mensajes de mi nostalgia y me niego a ponerles venda, porque en ella luce el amor como un reguero de frescor que riega a mi rosa  y le procura una línea de sombra a mediodía . Acepto así esta ansia mía y quedarme con un alma hecha brazos que busca a la única e incomparable entre todas, para aliviarle un poquito la vida.

Somos principitos caídos en medio del desierto. Principitos tocados por un sueño contumaz que nos vertebra la vida. Somos principitos irremediablemente enamorados y por lo mismo, inevitablemente heridos.

Soy adulta. Hago lo que tengo que hacer pero jamás me negaré a sentir lo que siento. Aunque acepte que no puedo ir donde quisiera, jamás intentaré matar para no sufrir la desmesura que, como al principito, me permite volver ciertas noches en que las constelaciones son favorables a rozar el planeta en que ella vive.
.................................................

Se ha hecho tarde. El sol de la última primavera dora tenuemente mis cuadernos. Algunas gaviotas sobrevuelas parsimoniosas a lo lejos y yo nuevamente, antes de encender mis luces, me pregunto con zozobra por ella y siento entonces tan poderoso el amor,  que me derrumba...¡ Ay, Principita!

miércoles, 28 de marzo de 2012

Acerca del desencuentro


Desencuentro ( Adela Casado)

 El desencuentro, tomado el término en su sentido más llano, es lo usual a menos que medien instrucciones precisas de por medio para evitarlo. Lo que de verdad es maravilloso si una lo piensa, es encontrarnos, sobre todo cuando conscientemente al menos, no nos buscábamos…


 En las primeras páginas de Rayuela”, Cortázar describe la magia de una de esas direcciones invisibles que parecen atraer hacia un punto convergente a los protagonistas, quienes, una vez producido el encuentro, cierran bellamente el momento como si fuera un mandala
.

…Así Horacio y la Maga deambulan cada uno a su aire, para encontrarse inevitablemente una y otra vez en los lugares más impensados, sin sorprenderse apenas,  asumiendo  que tenía que ser  simplemente así.

Pero encuentros como estos, no dependen de nuestra voluntad. Pertenecen, como diría Ortega a la sustancia de “ circunstancias que no elegimos” a las llamadas "coincidencias significativas" o como  escribió A. Huxley en "Contrapunto" a la lógica esencial de nuestra particular naturaleza. Quizá porque todo lo que nos ocurre se nos parece”. Tal vez sea ésta, la única manera de que podamos entender esa abrumadora sensación de comunión que nos sobreviene cuando topamos con alguien o algo a lo que damos la categoría de encuentro.


No son demasiadas veces en la vida… pero son y pese a los fallos de nuestra memoria en devenir constante, no se olvidan nunca… quedan como puntos de luz en nuestra memoria poética, dando sentido al laberinto en que nos movemos mientras vivimos.


Algunos encuentros son siempre un misterio. Quedan allí titilando como... aquella tarde precisa de mi lejana infancia, en que Maricarmen y yo nos encontramos por primera vez frente al colegio, una tarde de sábado en que teníamos que cumplir un castigo y como no nos abrieron la puerta, jugamos a la rayuela con su trozo de mármol blanco hasta que se hizo la noche. Siento aún la textura de la piedra y su frío y el deslumbramiento de cómo alcancé el “cielo” aquella tarde saltando con las dos piernas juntas. Maricarmen y yo no nos desencontramos jamás, aunque hasta entonces apenas habíamos reparado la una en la otra. Estoy segura de que de alguna manera seguimos jugando rayuela aunque yo me fui a América y ella murió en Vizcaya. 

De esos encuentros surgen los poemas.
Tenías la mitad de la moneda...

Algún día calzaría con la mía

y al sellarse

fijaría los días y las horas.

Tu huerta y mis países serían hermanables

habría un fluir cierto de tus amigos

a los míos...

Yo empezaría una historia y tú sin titubeos continuarías

y un final pleno y común

nos brotaría a ambas de los labios.

Nos juntaríamos

para repasar los lugares

que tú preservarías...

la huella del santo

creciendo con nosotras,

la mata del romero

siempre en la linde...


Yo volví con mi mitad

y tú no estabas!!

Giró el tiempo de pronto

corriendo hacia la nada

se preñaron las cosa de impotencia

y a mí se me secaron

los rizos de la infancia.


  Recuerdo otra vez en que yo tuve un amor, un gran amor, que llenó mis días y se impuso imperiosa a mi corazón con la suavidad y capricho de su carácter. Era audaz y flexible, autosuficiente y habladora. Amaba el calor, las libélulas y las hierbas altas. Era la dueña de mi cama y mi regazo... Se fue, un día en que el otoño  empezaba, a vivir su vida intrépida como todos los días...Se fue y me dejó en la ventana la huella de su patita que se borró con el tiempo.  No nos desencontramos nunca. Fue la muerte, otra vez.



Nunca más.

Ni en esta vida

ni en la otra, ni en la

que quiero inventar, ni

en la que gime ahogada

¡nunca jamás ya tú

mi muy querida!

En lo único que aún eres

es en la herida, esa que

yo acreciento con mi uña afilada para que no

de cierre. Escarbo, a veces

despacito, otra

¡a dentelladas!

a arañazos, a golpes

para que estés ahí

en lo rojo, en lo que duele, para que duermas ahí

y te afiles las uñas

y comas y bebas

despacito...para

poder besarte y olerte y

alzarte hasta mi cuello

para poder llamarte y

¡qué vengas... que vengas!

hecha daga que mi mano

revuelve...


 El desencuentro no existe. Con quien nos encontramos una vez no hay forma ni manera de no seguir encontrándonos, aunque sea dolorosamente.


Sí, es necesario decirlo. Lo único que puede romper un encuentro es la traición. Es el único desencuentro imperdonable,  porque pone en entredicho lo que fue. La muerte, únicamente lo consagra.






miércoles, 14 de marzo de 2012

Confesiones









Hay algunas que brotan mejor de atardecida, con esa luz difusa tan propicia para las confidencias  que permiten difuminarse en un fondo ya tenue que… ya bastante a la luz se está en esos momentos como para que haya necesidad de prender lámparas inclementes. También se necesita tiempo para orillar los bordes de silencio inevitables para los circunloquios y las repeticiones suaves, para las miradas  cómplices y si es con una copa de vino tinto entre las manos, mejor, mucho mejor… Son las de la madurez, cuando ya se ha posado la vida y rememorar es un placer delicado.

miércoles, 29 de febrero de 2012

Menosprecio de azul









Nunca me ha gustado el azul. No sé muy bien por qué. Pienso que tal vez más que el color en sí mismo, sea la propia palabra la que se me hace insoportable; paradigma en cuatro letras de la poesía cursi… ¡no soporto la poesía “azul”! Si me dan a elegir, jamás elegiré un azul a no ser que esté muy disfrazado con sus calificativos y palidezca entonces hasta quedar convertido solo en mácula apenas de lo que si no hubiera sido casi perfecto…un cierto gris, un casi negro, un blanco con un punto de luz.

….Azul noche, rey, pavo real, paquete de velas, azafata, cielo, ultramar, índigo, piedra, hielo, jacarandá, violeta, marino, miosotis, turquesa, añil, lapislázuli, cianuro… así ad infinitum y ni siquiera entonces, después de semejante jaculatoria, me tiembla mínimo el nervio de la aceptación.

A veces, cuando intento racionalizar un poco este asunto, pienso que tal vez mi aversión se deba simplemente a que instintivamente sé que no me queda bien…soy mujer de grises de magentas, de negros sobre todo, incluso ocres pero el azul no, decididamente no. Me vuelve sombría…

Comparto mi desamor con más de alguien. Lo sé. Recuerdo con un guiño a Nietzsche y  sus burlonas referencias… ¡Ay, aquel animal ojizarco! …Esa  imagen  bobalicona del  pastor rubio en bucles con corderito a hombros,  y nubes gordas sobre fondo…azul. Vamos, para que nos entendamos, para mí  el azul es el color de la debilidad,  de las cintas desvaídas de lo “bien pensante”, del romance anémico, de la sangre que apenas fluye, de la ñoñería de estampita decimonónica que se besa con fruición por las noches antes de irse a dormir… Resumiendo en metáfora; el azul es un dulce ángel de alas dulcemente plegadas que vela en el hogar y yo…soy una amante de los duendes y los fantasmas ateridos siempre un poco tiznados, un poco crueles; los ángeles me aburren terriblemente.

“Cuartito azul“… ¿recuerdan el tango aquel? y… Tengo una muñeca vestida de azul y… Verano azul, La más lacrimosa de las series de los 80 y… ¿la División azul que se fue a Rusia? Y… díganme, se acuerdan aún del príncipe azul, aquel que aparecería cualquier tarde para que bailáramos con él, Danubio azul … En fin, acaba de cruzárseme “Unicornio azul”  y me ha golpeado un ramalazo de nostalgia pero no quita hierro a lo dicho;  creo que ha sido por lo de unicornio  ya que pongan lo que le pongan al lado, la palabra unicornio soporta cualquier cosa incluso que le hayan endilgado lo de azul aunque todos sabemos que un unicornio que se precie es del más purísimo blanco… 

Los cronopios, mis bichos favoritos son verdes y la línea recta de Miró es roja como toda línea que se precie de tal nombre. Van Gogh, el loco del amarillo, rabioso de vida y ganas… Puestos a sentir emociones, nada tan escalofriante como la pintura negra de Goya. Sí, suele haber  un color, un matiz que nos exalta la imaginación o la anula…

Hubo un  gran poeta que una vez exclamó- ¡Dios está azul!- Dios se presenta siempre lloviendo suave o tipo pedrisco…a veces  es pura bruma desleída, pero, cuando yo siento el gozo… entonces, Dios se deslíe en el más bello color ámbar. Azul… ¡jamás!