
Nunca me ha gustado el azul. No sé muy bien por qué. Pienso que tal
vez más que el color en sí mismo, sea la propia palabra la que se me hace
insoportable; paradigma en cuatro letras de la poesía cursi… ¡no soporto la
poesía “azul”! Si me dan a elegir, jamás elegiré un azul a no ser que esté muy
disfrazado con sus calificativos y palidezca entonces hasta quedar convertido
solo en mácula apenas de lo que si no hubiera sido casi perfecto…un cierto gris,
un casi negro, un blanco con un punto de luz.
….Azul noche, rey, pavo real, paquete de velas, azafata,
cielo, ultramar, índigo, piedra, hielo, jacarandá, violeta, marino, miosotis,
turquesa, añil, lapislázuli, cianuro… así ad infinitum y ni siquiera entonces,
después de semejante jaculatoria, me tiembla mínimo el nervio de la aceptación.
A veces, cuando intento racionalizar un poco este asunto,
pienso que tal vez mi aversión se deba simplemente a que instintivamente sé que
no me queda bien…soy mujer de grises de magentas, de negros sobre todo, incluso
ocres pero el azul no, decididamente no. Me vuelve sombría…
Comparto mi desamor con más de alguien. Lo sé. Recuerdo con
un guiño a Nietzsche y sus burlonas
referencias… ¡Ay, aquel animal ojizarco! …Esa
imagen bobalicona del pastor rubio en bucles con corderito a
hombros, y nubes gordas sobre
fondo…azul. Vamos, para que nos entendamos, para mí el azul es el color de la debilidad, de las cintas desvaídas de lo “bien pensante”,
del romance anémico, de la sangre que apenas fluye, de la ñoñería de estampita
decimonónica que se besa con fruición por las noches antes de irse a dormir…
Resumiendo en metáfora; el azul es un dulce ángel de alas dulcemente plegadas
que vela en el hogar y yo…soy una amante de los duendes y los fantasmas
ateridos siempre un poco tiznados, un poco crueles; los ángeles me aburren
terriblemente.
“Cuartito azul“… ¿recuerdan el tango aquel? y… Tengo una
muñeca vestida de azul y… Verano azul, La más lacrimosa de las series de los 80
y… ¿la División azul que se fue a Rusia? Y… díganme, se acuerdan aún del
príncipe azul, aquel que aparecería cualquier tarde para que bailáramos con él, Danubio azul … En fin, acaba de cruzárseme “Unicornio azul” y me ha golpeado un ramalazo de nostalgia
pero no quita hierro a lo dicho; creo
que ha sido por lo de unicornio ya que
pongan lo que le pongan al lado, la palabra unicornio soporta cualquier cosa
incluso que le hayan endilgado lo de azul aunque todos sabemos que un unicornio
que se precie es del más purísimo blanco…
Los cronopios, mis bichos favoritos son verdes y la línea
recta de Miró es roja como toda línea que se precie de tal nombre. Van Gogh, el
loco del amarillo, rabioso de vida y ganas… Puestos a sentir emociones, nada
tan escalofriante como la pintura negra de Goya. Sí, suele haber un color, un matiz que nos exalta la
imaginación o la anula…
Hubo un gran poeta que
una vez exclamó- ¡Dios está azul!- Dios se presenta siempre lloviendo suave o
tipo pedrisco…a veces es pura bruma
desleída, pero, cuando yo siento el gozo… entonces, Dios se deslíe en el más
bello color ámbar. Azul… ¡jamás!