Aunque en mi imaginario me vea vestida de caqui y botas, acomodando sobre una mula torda, bien estibadas, mis baqueteadas pertenencias...la realidad es que he abierto sobre mi cama una vieja maleta roja que no sé exactamente como llegó a mi casa y a la que le tengo cierta mal querencia porque fue la culpable de dañarme el tobillo el año pasado, en Santiago de Compostela.
He acomodado ropa clara. Quedan prohibidos hasta el otoño grises y negros. Ahora triunfa el blanco entre mis cosas, con un poco de azul, algo de verde, algo color barquillo... Este año llevo faldas amplias y hasta media pierna que he comprado con cierta profusión ya que me favorecen. Como siempre, pañuelos, muchos pañuelos, aunque sé que es posible que siempre termine con el mismo: mi desteñido e inmenso foulard de algodón con dibujo cachemira azul y rosa...
He acomodado ropa clara. Quedan prohibidos hasta el otoño grises y negros. Ahora triunfa el blanco entre mis cosas, con un poco de azul, algo de verde, algo color barquillo... Este año llevo faldas amplias y hasta media pierna que he comprado con cierta profusión ya que me favorecen. Como siempre, pañuelos, muchos pañuelos, aunque sé que es posible que siempre termine con el mismo: mi desteñido e inmenso foulard de algodón con dibujo cachemira azul y rosa...