martes, 25 de diciembre de 2018

Mañana de Navidad









En el alfeizar de mi cuarto el cántaro rebalsa... debe de haber llovido los días anteriores, pero solo ahora me doy cuenta. Mis pulseras están en desorden. Todos mis perfumes abiertos. Veo en un ángulo una ballerina pequeñita. A lo lejos, la risa loca de un niño. Alguien prepara café en la cocina. El aire es fino, con un frescor de sol de invierno. Huele con una mezcla imposible de reproducir a todos los buenos olores y sus fuentes y yo lo aspiro a fondo un buen rato en la ventana. Me he apretado contra el pecho con un profundo bienestar, mi bata vieja. 

He abrazado a quienes amo y recibo en esta hora los ecos fantasmagóricos de mis abrazos. Me demoro para ponerles nombre... el gato parpadea en una mancha de sol. ..

Hoy es de esos días en que todo está bien esté lo mal que esté. Yo me pregunto si esa humilde sensación no será el milagro con que amanece cada 25 de diciembre...



1 comentario:

  1. Seguro que sí Begoña. Tenemos derecho a replegarnos sobre nosotros mismos alguna vez tu este es un día propicio.
    Como siempre,hermosas palabras

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