Café nocturno de la plaza Lamartine (Arles) Vincent Van Gogh |
Es espeso y banal
pegajoso y saturado de detalles
de cáscara
de muro
de sucia luz sin luz...
Habitual, un día inesperado
en medio de nosotros, se derrama
y a su paso se borran los contornos.
Las cosas... pierden su red de sueños
y se quedan
una junto a otra
ateridas
convertidas en mosaico
ya para siempre
roto.
El mal baja
su lámpara pesada
y alumbra su camino, despiadado
y no vale apartarse:
es terco y llega
y su sombra nos mancha y nos anega
y quedamos para siempre
clausurados.
El mal como tú dices, nos acecha en cualquiera esquina y nos puede alcanzar...pero no tiene porqué ser para siempre. Como tu dices...apuntemonos a crisalida y cuando estemos a punto...volemos!
ResponderEliminar(Y si es juntos, mejor).
El lobo.
Este poema es impresionante. Es el que más me gusta de estos cuatro últimos. Tanto que apenas puedo comentar, tan solo releerlo y paladearlo.
ResponderEliminarMe gusta desde que lo leí la primera vezhace varias semana, y quedé silencioso degustandolo.
Es un poema de una pieza, lleno de sugerencias.
Un besico.