martes, 7 de junio de 2016

La culpa




Morder la manzana
sentir el crujido y el jugo chorreando
la delicia y... 

Ese preludio de...
la serpiente enroscada
ese previo...¡no comáis!
y el..." Seréis como Dios"
de la maldita,
no lo he creído nunca.
Eso vino después:
cuando fue necesario dar razones.

La manzana  era verde, suculenta
estaba en su punto de tierna madurez
Era toda llamada...
Y Eva
con su preciosa dentadura intacta
estaba cerca

Entendamos: Dios sabía perfectamente que
el encuentro entre esas dos
sería...¡inevitable!

1 comentario:

  1. Cómo no darle un mordisco, tan sana, tan fresca y limpia. Solo con verla se intuye su sabor agridulce. No hacía falta serpiente tentadora, ella era la tentación. La reina del edén pero la única fruta intocable, por eso incitaba mayor curiosidad y deseo. Esa mordida sin duda se la dio Eva saltándose la prohibición. Por cierto, vaya dentadura “intacta” la suya. Si es que fue pecado, eran otros tiempos, pecó a gusto. Pero no acaba aquí la historia. ¿Para qué inducir a Adan a transgredir las leyes divinas? Estaba escrito, el castigo era la expulsión del paraíso y ponerse a trabajar. Sin embargo, allí estaban la serpiente (el maligno), la manzana (la felicidad eterna metafórica) y Eva persuasiva… Y tuvieron muchos hijos y los criaron con el sudor de sus frentes. El paraíso prematrimonial había sido ilusión y deseo… ¿Esto es, Begoña, lo que ocurrió realmente?
    José Ramón.

    ResponderEliminar