Mi casa al atardecer |
ya las primeras luces no congregan
ese deseo de llegar a casa
ese imaginar el libro de canto
sobre la cama abierta...
esa lechuga, el maíz
los aros de cebolla con su pizca de sal.
Las dulces ceremonias:
el quitarse los zapatos
dejar caer las joyas
colgar el abrigo de la puerta
y lavarse las manos largo rato
con jabón de té verde…
y llamar a los gatos
y constatar de refilón la luna
y los pezones hinchados del magnolio…
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Vamos,Begoña ¡eutsi goiari! o sea ¡palante ! Un abrazo
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