viernes, 24 de diciembre de 2010

Seguidilla de Navidad

Puerta de navidad decorada por mi hermana Amaia


A mi madre le gustaban mucho los romances castellanos, las coplas, las letrillas... Yo recuerdo mi infancia acunada por canciones que ya se han perdido. Canto los sábados mientras cocino para que perduren y ojalá puedan llegar a los oídos de mis nietos.

Había una que se llamaba "San José y Nuestra Señora"  y  contaba como en el tumulto hacia Jerusalén, la Virgen y san José habían dejado perder al niño y como la madre decía "irá con su padre" y el padre; "irá con su madre" La canción seguía..."allá arriba llora un niño perdido de su morada, llorando está de frío, pidiendo, por Dios, posada..." (tardes de palmeras y polvo delicioso, aquellas del sur, con la luz reververando en los ojos cerrados).

Ya viene Nochebuena  y el verso sube inevitable a la pluma por los secretos senderos de la memoria. Como sentido homenaje a tantas que cantaron antes que yo, siguiendo la saga les dedico la que escribí pensando en mi hija Libe allí sola en Haití.


Seguidilla de Navidad

Esta noche, muchacha
inclina el cántaro
el agua no se pierde
solo es malgasto
la que queda en el pozo
cerrado a canto.

Terrible es la limpieza
de lo guardado
y siniestro el sonido
de lo tasado:
ciega el camino y
allá arriba en el monte
nos llora un niño.

Gasta, hija, en candelas
sobre tus techos
extiende seda pura
sobre el sendero

Bendito es el derroche
de lo que arde
dichosa la riqueza
que se reparte

No te guardes la luna
en una caja
ni que tu fuego sea
de leña escasa

Necesitas un gesto
como de siembra
si quieres que el niñito...
¡llame a tu puerta!

2 comentarios:

  1. Querida Begoña, ¡es maravillosa! Un beso muy grande y que nunca se agote ese manantial que llevas dentro, dichosa tú que sacias la sed de muchos corazones.

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