En un viaje siempre hay dos procesos de conocimiento. El externo registra lugares, el interno, construye calidoscopios cada vez mas intrincados y personales si aquello que visitamos tiene el suficiente poder de evocación y para mí Toulusse (la antigua Tolosa), lo tuvo.
Tolosa es rosa. Por todas partes ladrillo un poco descuidado y viento, un viento fuerte que suena y levanta polvo y roba sombreros y que, según nos dijeron, allí es habitual. Nos cruzamos con numerosos grupos estudiantiles (es la segunda ciudad universitaria de Francia) por lo que a lo largo de las callejuelas empedradas y un poco tortuosas de la parte vieja, nos cruzamos con infinidad de librerías mínimas, llenas de tesoros empolvados mal ordenados en oscuros anaqueles, que nos atraían como camufladas cuevas de Alí Baba.
Yo diría que la Joya de la ciudad es la iglesia de " Los Jacobinos", sede de las reliquias de Santo Tomás de aquino , un lugar austero y bello, por cuya planta rectangular se puede transitar casi sin obstáculos y se enriquece con grandes vidrieras y cierta policromía. Es una iglesia filosófica, apta para peripatéticos sofisticados... Allí yo me enamoré insperadamente de sus gárgolas, llorosas y tiernas criaturas a quienes aquella noche, en nuestra destartalada habitación, recordé en un poema de viaje, que rescato de mi cuaderno...
Las gárgolas
Yo diría que la Joya de la ciudad es la iglesia de " Los Jacobinos", sede de las reliquias de Santo Tomás de aquino , un lugar austero y bello, por cuya planta rectangular se puede transitar casi sin obstáculos y se enriquece con grandes vidrieras y cierta policromía. Es una iglesia filosófica, apta para peripatéticos sofisticados... Allí yo me enamoré insperadamente de sus gárgolas, llorosas y tiernas criaturas a quienes aquella noche, en nuestra destartalada habitación, recordé en un poema de viaje, que rescato de mi cuaderno...
Las gárgolas
Ellas nos sostienen el cielo:
sabemos que si una estrella cae
ellas la tragaran mansa y silenciosamente
para no perturbar nuestro sueño
sabemos que...
se han quedado en medio de la canción
sosteniendo el agudo
para nuestro deleite...
...
...
Dicen que la felicidad no tiene historia. No es verdad. Lo que ocurre es que es mucho más difícil contar la plenitud que la desgracia, que es siempre infinitamente monótona bajo su apariencia cambiante. La alegría es siempre puro matiz...No quiero olvidar que entre todo lo bueno que me aconteció en aquel viaje, además del rosa y el viento y el río y los manzanos que florecían en los márgenes de los caminos, estuvo la habitación de nuestro hotel , punto de partida y de llegada de todas nuestras escaramuzas occitanas. El pobre estaba muy venido a menos, aunque conservaba ciertas huellas de su antigua belleza en la amplitud de los espacios, las grandes ventanas, molduras historiadas y...un delicioso ascensor de madera noble y hierro forjado en que nos encantaba subir y bajar...
...La impresión inicial de fealdad de nuestra habitación había ido cambiando de tal manera que ya para el primer atardecer la habíamos convertido en algo así como en nuestro recinto palaciego... Quiero decir que "la domesticamos". Mis collares tintineando colgados de la lámpara, el cuaderno abierto... el pan y el queso en la mesa y nosotros de través en la cama, frente a los techos inclinados y la chimeneas, comentando al unísono la historia de los cátaros, leyendo el poema de La Cruzada y la huellas perdidas de Raimundo VI , de Trencavent , de los trovadores y del terrible Simón de Monfort, aquel cuya muerte fue celebrada en toda la antigua Occitania... ¡Monfort a mort, a mort! y...!
Jamás cama más bella que la de Tolosa
¿Viste acaso , tú, mejor luz?
cuarenta watios convertidos en candelabros
¡qué lujuria de terciopelo en cada sombra!
Nunca imaginé
que un linoleo pudiera
agarrotarme de belleza la garganta.
....Me he puesto a jugar en el ascensor
llevo sube y baja setenta veces siete
y todo para poder sentir tu dedo
sobre el mío ...sin cansarse.
Sé algo de los cátaros. Sé por ejemplo, que ellos a sí mismos nunca se llamaron así. Cátaros (adoradores de gatos) fue el nombre que la superstición medieval les impuso. Es cosa de recordar la connotación diabólica que tuvieron los gatos como animales propios de brujas y ayudantes de hechicería ..- ¡Qué hubiera hecho yo con mis tres gatunas maravillas, en aquellos tiempos!...¡A la hoguera! seguro. Ellos, los cátaros, se llamaron a sí mismos "buenos hombres" y... "buenas mujeres". Porque si hubo una época en que las mujeres tuvieron oportunidad de vivir enaltecidas, fue aquella del siglo XIII en el Languedoc. Fue aquí donde nacieron los trovadores y "el amor cortes", ese amor exigente y tan fuertemente reglado que civilizaría tanto a Europa...
Los cátaros creyeron en la bondad. Cuentan que por no matar, ni siquiera mataban animales (aquellos que habían alcanzado un mayor grado de pureza eran vegetarianos). Vivían austera y pobremente y siempre de su propio trabajo. Eran hiladores de tejidos, constructores de vasijas. Artesanos. Su forma de vivir la fe también fue profundamente diferente de la del catolicismo, del que constituye una secta. La herejía albigense de la que supimos por nuestros libros de historia, fue su continuadora. Rezaban con unción el Padrenuestro como única muestra de piedad externa y únicamente tenían un sacramento, el Consolament, que se imponía solo una vez en la vida, normalmente en trance de morir...Eran gente buena, poetas errantes que escribían romances en la lengua de Oc y que convivían con los católicos de muchísimas ciudades del mediodía de Francia (aquellas con las que he iniciado mi relato). Ellas y sus gobernantes Raimundo VI y VII de Tolosa, Roger, señor de Trencavel y muchos más, siguieron su doctrina. El papa Inocencio III, con su bula inició una cruzada contra ellos y cambió el destino de lo que hubiera podido ser Francia.
Se cuenta que fue una de las cruzadas más cruentas de las que se conocen y se llevó a cabo en Europa y contra coterráneos.
Me cuesta imaginar una pira para cuatrocientas personas, como la que se erigió en Lavaur, dicen que la más grande del medievo, o lo ocurrido en Bezières, pequeña ciudad en la que los católicos residentes se negaron a entregar a sus hermanos cátaros a las huestes papales y resistieron el asedio hasta el fin. El resultado fue una degollina general. Los mataron a todos; hombres, mujeres y niños. Se habla de 200.000 personas (más que las víctimas del terremoto de Haití).Fue también un hermoso ejemplo de espíritu evangélico por parte de los católicos de Bezières. Lastima que la brutalidad del escarmiento desalentó nuevos intentos.
Hemos rodado por las carretesas de Occitania, gozando de la brisa y de los campos amables que vemos a nuestro paso. Es una tierra que sugiere romance y una vida delicada que yo sé que un día fue real como uno de esos bellos espejismos que jalonan nuestra miserable historia y que parecen durar tan poco...Como final de viaje quisimos llegar a Montsegur,en cuya enigmática peña se consumó el fin "oficial" de los cátaros.
Y llegamos después de pasar por Foix y encantarnos con su castillo lleno de torres y banderolas que parecía preparado a punto de iniciar un torneo...Llegamos y en donde un día estaba a punto de empezar la primavera (16 de marzo de 1244), ahora estaba yo recordándolos. Habían florecido los manzanos, el aire era suave y tonificador, y "el campo de los quemados" parecía un jardín por la sobreabundancia de flores silvestres. En la peña, unas ruinas que no son las originales, servían para situar lo que ocurrió
Recordemos.. Arriba de la peña que se veía alzarse a lo lejos se refugiaron para vivir su fe, los últimos "hombres buenos", acosados, arracimados en sus cabañas en torno al castro, colgados sobre el abismo. Allí esperararon el fin. Eran pocos, menos de 300. la mayoría, mujeres y religiosos. Tenían para protegerlos de miles, 65 hombres de armas. Resistieron el asedio 10 meses y finalmente tuvieron que parlamentar. El acuerdo fue que a aquellos que negaran la nueva fe les sería respetada la vida y...¡ninguno quiso hacerlo!. Un día 16 de marzo descendieron a trompicones para arder en el corral que les había sido preparado para morir. Sus cuerpos perfumaron el aire durante largo tiempo y la leyenda dice que no se escuchó un solo lamento. Era primavera
Ahora estábamos sentados en el "Prado de los quemados". La brisa hacía ondular la hierba alta, hilos de nubes se deslizaban suavemente en lo alto ...Ambos, sentados en silencio, en medio de esa paz deliciosa,sentíamos la terrible inmovilidad oscura de la peña...Mirando alrededor, nos parecía que nada que no hubiese sido venturoso, podía haber ocurrido jamás aquí, tanta era la belleza, la frescura, el silencio...pero ella enhiesta y desnuda allá arriba dejaba su testimonio indiscutible...Sí, ocurrió y fue aquí.
Los cátaros creyeron en la bondad. Cuentan que por no matar, ni siquiera mataban animales (aquellos que habían alcanzado un mayor grado de pureza eran vegetarianos). Vivían austera y pobremente y siempre de su propio trabajo. Eran hiladores de tejidos, constructores de vasijas. Artesanos. Su forma de vivir la fe también fue profundamente diferente de la del catolicismo, del que constituye una secta. La herejía albigense de la que supimos por nuestros libros de historia, fue su continuadora. Rezaban con unción el Padrenuestro como única muestra de piedad externa y únicamente tenían un sacramento, el Consolament, que se imponía solo una vez en la vida, normalmente en trance de morir...Eran gente buena, poetas errantes que escribían romances en la lengua de Oc y que convivían con los católicos de muchísimas ciudades del mediodía de Francia (aquellas con las que he iniciado mi relato). Ellas y sus gobernantes Raimundo VI y VII de Tolosa, Roger, señor de Trencavel y muchos más, siguieron su doctrina. El papa Inocencio III, con su bula inició una cruzada contra ellos y cambió el destino de lo que hubiera podido ser Francia.
Se cuenta que fue una de las cruzadas más cruentas de las que se conocen y se llevó a cabo en Europa y contra coterráneos.
Me cuesta imaginar una pira para cuatrocientas personas, como la que se erigió en Lavaur, dicen que la más grande del medievo, o lo ocurrido en Bezières, pequeña ciudad en la que los católicos residentes se negaron a entregar a sus hermanos cátaros a las huestes papales y resistieron el asedio hasta el fin. El resultado fue una degollina general. Los mataron a todos; hombres, mujeres y niños. Se habla de 200.000 personas (más que las víctimas del terremoto de Haití).Fue también un hermoso ejemplo de espíritu evangélico por parte de los católicos de Bezières. Lastima que la brutalidad del escarmiento desalentó nuevos intentos.
Hemos rodado por las carretesas de Occitania, gozando de la brisa y de los campos amables que vemos a nuestro paso. Es una tierra que sugiere romance y una vida delicada que yo sé que un día fue real como uno de esos bellos espejismos que jalonan nuestra miserable historia y que parecen durar tan poco...Como final de viaje quisimos llegar a Montsegur,en cuya enigmática peña se consumó el fin "oficial" de los cátaros.
Y llegamos después de pasar por Foix y encantarnos con su castillo lleno de torres y banderolas que parecía preparado a punto de iniciar un torneo...Llegamos y en donde un día estaba a punto de empezar la primavera (16 de marzo de 1244), ahora estaba yo recordándolos. Habían florecido los manzanos, el aire era suave y tonificador, y "el campo de los quemados" parecía un jardín por la sobreabundancia de flores silvestres. En la peña, unas ruinas que no son las originales, servían para situar lo que ocurrió
Ahora estábamos sentados en el "Prado de los quemados". La brisa hacía ondular la hierba alta, hilos de nubes se deslizaban suavemente en lo alto ...Ambos, sentados en silencio, en medio de esa paz deliciosa,sentíamos la terrible inmovilidad oscura de la peña...Mirando alrededor, nos parecía que nada que no hubiese sido venturoso, podía haber ocurrido jamás aquí, tanta era la belleza, la frescura, el silencio...pero ella enhiesta y desnuda allá arriba dejaba su testimonio indiscutible...Sí, ocurrió y fue aquí.
y recuerdo...
ResponderEliminarhierba, nubes...valle
en ondulante torbellino...
Montsegur, altivo
...trasciende la historia.
Hola Begoña
ResponderEliminarMe ha encantado lo que has escrito. No conozco esa zona, pero unos amigos mios van una vez al año y siempre vuelven con la misma sensación que has descrito, mucho amor, fidelidad a unas creeencias, mucha crueldad en un paraje maravilloso.
Te he conocido a través de Fanny, debo darle la razón, por ser éste un rincón muy especial.
Mucha suerte en tu andadura.
Un saludo.
¡Gracias, Mandala! Mandada la suerte desde ese espacio...¿cómo no voy a tenerla!
ResponderEliminarUn saludo!!
Hola
ResponderEliminarHe pasado a buscar un poco de imágenes medievales y me he topado con tu blog, muy bonito, en serio, los encabezados poéticos sumergen aún mas el recorrido que nos compartes.
MUCHAS GRACIAS abrazos desde méxico.
Imágenes medievales, México...encabezados poeticos...¡qué grato saludo desde el puro "Realismo mágico"!
ResponderEliminarGracias por la visita!!
No sé exactamente qué género literario estás cultivando aquí. Y esta indefinición, que te convierte en una escritora no homologable, es lo que más atado me tiene a tus escritura. Yo me alegro mucho de haberla conocido, y disfrutado. Y estudiado también, con muchísimo respeto. Con razón tu carta veneciana está entre las más leídas de Cartas en la noche.
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