Me enamoré de la pintura de Vincent van Gogh, desde que su "alondra volando sobre campo de trigo verde" me salió al encuentro una tarde de verano allá en el sur, mientras ojeaba un libro sobre pintura impresionista. Los años pasaron, pero yo no he dejado de sentir una y otra vez esa punzada que la belleza produce cuando es de ley.
La pintura de Van Gogh es el resultado de una lucha. Me hace recordar a la que según cuenta la Biblia, Jacob mantuvo con el ángel a lo largo de una larga noche, hasta que consiguió tocarlo en la rodilla y que el ángel herido lo bendijera. Cada cuadro de Vincent es una bendición así conseguida. Pero es una bendición "frágil" y por lo mismo más preciosa. El artista ha logrado con ese intento obstinado una especie de gracia, que dura lo que dura la mirada absorta de quien se detiene, observa y siente ...
Pero la belleza que sentimos al mirar, esa que nos deja transidos, no tiene consistencia. Es puro apetito. Quisiéramos alimentarnos de ella pero no podemos porque no es pan sino "ansia de pan". No es sino un camino que en realidad... no conduce a ninguna parte distinta de eso que reverbera frente a nuestros ojos maravillados.
Van Gogh luchó con el ángel toda su vida. Cada uno de sus inumerables cuadros fue un intento por atrapar esa inasible belleza del mundo que se le iba de entre los dedos. Sus cuadros son los jirones que consiguió. Costaron alma y vida... porque no se puede impunemente intentar atrapar la belleza del mundo. Atraparla es constatar su absoluta y dolorosa nadería. Lo que cada cuadro de Vincent nos entrega no es más que la huella de lo que podría alimentarnos. En ese sentido toda obra de arte es "un grandioso fracaso". Deja el apetito intacto como debe de ser.
Es por eso que la pintura de Van Gogh duele tan en lo vivo. Como un dedo insidioso hurgando una llaga, produce la conciencia de que estamos asistiendo al momento mismo en que aquello que quisiéramos eterno, va a dejar de ser y no podemos evitar amarlo así, ya a punto de ser condenado por el tiempo y como lo amamos, agradecemos el dolor... que es nuestro tributo a la belleza.
Hay algo más en esa manera suya de pintar. Una profunda generosidad. Vincent se mató a los 36 años viejo y estragado. Su talante no era el más apropiado para ser feliz, ni siquiera para ser un buen hombre. Todo en él era extremoso, atormentado, compulsivo. Si hay algo que echamos en falta en su vida es armonía. Sin embargo, en sus cuadros palpita la alegría de vivir, esa sensación poderosa de que, " todo está bien" que trasmiten sus noches y sus criaturas... No quiso humedecer su pincel en la amargura de su sino. Ese negarse de Van Gogh al dolor como mensaje explícito de su obra, revela una fortaleza moral fuera de lo común. No sólo fue un gran pintor. consiguió ser un hombre bueno, en el mejor sentido de la palabra...
Siempre he pensado que nos quería consolar con su pintura. Quería crear algo en que el vivir fuera más sencillo, menos doloroso. Pero como todo gran artista, no pudo sustraerse de la ambigüedad, que es la esencia del lenguaje artístico ya que, aunque consciente y racionalmente el artista intente controlar su obra, habrá siempre algo que va más allá de su intención y que emana de ella cuando es buena.... quizá sea eso que algunos filósofos llaman "verdad", una verdad nunca clara, nunca precisa, nunca terminante, siempre implícita.,oculta, distorsionada...¡Algo que late!
Tal vez sea ese "latido" el que proporciona tanta densidad poética al lenguaje de van Gogh y lo que me lo hace tan profundamente querido.
En ti todo se vuelve yo que palpita:
Roulin, la iglesia, la nube, la amapola
esa brizna de hierba y
el temblor en el agua
el rebervero del sol de media tarde
sobre la barca echada...
...Y es todo una tertulia
que exaspera mis ecos interiores
que buscan distinguir cada voz,
cada gemido
y pueden y no pueden
y se obstinan en ese
somos, somos ..¡somos!
que el mundo desde ti
me balbucea...
(30 de octubre, 2002)
Resultado de mi diálogo con Van Gogh es mi tercer poemario "A la altura del lirio"
Recomiendo a quienes quieran profundizar en la personalidad de este magnífico pintor, lean el libro: "Cartas a Teo"
Me gustan mucho los impresionistas, pero no sé qué tiene Van Gogh que es especial y se diferencia de los demás. Cierro los ojos y recuerdo sus azules, naranjas y amarillos, sus pinceladas dinámicas, casi chirriantes. Un texto bellísimo.
ResponderEliminarBeguito, como todo lo que escribes es genial, me encanta, que bueno que Dios te dio este don y que tu lo uses para nuestro deleite, precioso tu block, y preciosa tu.
ResponderEliminar"Atrapar la belleza es constatar su absoluta nadería"... Eso duele. Es nadería ¿o es cambio? Lo que palpita está vivo, lo vivo cambia, en algún momento deja de latir... Pero la vida sigue, hay más latidos...
ResponderEliminarPero lo que late ahora, en este momento, se puede recordar, se puede pintar, se puede escribir, fotografiar... pero no atrapar, ni congelar, ni hacer eterno ¿o sí?
Dime ¿acaso Van Gogh con su pincel no tocó lo suficiente para decir, él también, "jaque al rey"?
Todo un problema filosófico, Libe. Heráclito contra Parmenides. ¿Recuerdas? "Volverán las antiguas golondrinas (...) pero aquellas que el vuelo refrenaban tu hermosura y mi dicha al contemplar,aquellas que aprendieron nuestros nombres, ¡esas, no volverán!. Sólo es eterna la especie, el concepto. Lo que late está condenado a morir, a desa parecer...y sí, "a vida" sigue y es eterna pero sólo si la entendemos desencarnada
ResponderEliminarHay muchos conceptos de belleza. Hay quien dice que el artista atrapa algo de la "eternidad" en lo que consigue plasmar, yo digo que es "el grito exultante o el latido mínimo de lo que está condenado a morir...y quisiera ser eterno.
Sí, Libe, Van Gogh también jugó toda su vida con el rey -tiempo y muchas veces puso en jaque al rey... Pero las dos sabemos que el "jaque mate", no se puede...(la lucha es desigual).
Gracias, por tus comentarios, mi aguda lectora!!
Sabemos que el agua que fluye por el río en este minuto, no será el mismo de mañana....el devenir...y que importa!!! ¿dejo de gozar el minuto por aquello?
ResponderEliminarEl artista cuando "toca" un punto de lo bello, es como si tocara algo de "Dios".Es el iluminado que es capaz de entender aunque sea algo de lo absoluto.
Es como tu dices "un grandioso fracaso" la obra de arte...?
ResponderEliminarSi cada vez que miras "la Alondra",sientes esa punzada de belleza...de alguna manera te estás encontrando con "aquello", que de otra forma no podrías...y si tienes la posibilidad de entenderlo,esa sensación, punzada o como queramos llamarla, perdurá...el lobo.
Yo no deseo lo eterno...quisiera encontrarme, de vez en cuando con "algo" que me sorprenda...me emocione...me conmocione!!! me acerque a....
ResponderEliminarMe gusta como imagen en estos momentos el fresco de Miguel Angel,"la Creación de Adán"... el artista y....aquello
El lobo.
Van Gogh, como buen artista no pudo sustraerse de sí, en su obra. No conozco su historia personal, pero en su pintura se manifiestan absolutamente su "extremosa, atormentada y compulsiva"...vida,a pesar de él.
ResponderEliminarEl lobo.
Queridos y (reconocidos) anónimos, se impone revisar un clásico de Minnelli: "El loco del pelo rojo". Besos, anónima reconocida.
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